La gestión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha dejado mucho que desear, y diversos sectores de la Policía Nacional y la Guardia Civil coinciden en que no está a la altura de su cargo. El reciente asesinato de varios guardias civiles en Barbate, tras ser arrollados por una narcolancha, ha fracturado aún más la relación entre el ministro y los agentes.
Este trágico crimen ha puesto de manifiesto la ineficacia de la gestión de Marlaska, quien parece haber olvidado a Barbate como una región que merece atención. La falta de interés en Cádiz ha llevado a un aumento exponencial de la actividad de las narcolanchas, sin que se registren detenciones significativas. Sin embargo, esta falta de arrestos no se debe a una gestión efectiva, sino a que muchos agentes evitan ser destinados a Barbate por la peligrosidad de la zona.
Este miércoles, durante la celebración del Día de la Policía Nacional en la Plaza de España de Sevilla, el ambiente estuvo marcado por medidas preventivas para evitar incidentes y abucheos, especialmente dirigidos al ministro del Interior. Tras los disturbios del año pasado en Salamanca, donde el acto central estuvo rodeado de gritos de desaprobación hacia Marlaska, el Ministerio del Interior tomó drásticas medidas para garantizar que la ceremonia transcurriera con mayor tranquilidad.
Marlaska quita al público de un acto para no ser pitado
Una de las decisiones más controvertidas fue la de restringir el acceso al público general, permitiendo la entrada solo a personas con invitación nominal emitida por la Dirección General de la Policía. Esta medida, según fuentes policiales, buscaba evitar las manifestaciones de descontento que habían empañado anteriores celebraciones. El control de acceso fue tan estricto que solo quienes tenían invitación pudieron ingresar al evento, lo que generó malestar entre algunos sectores del cuerpo policial.
Además, el Ministerio también puso fin a la polémica concesión de medallas a mandos que no cumplían los requisitos formales, una práctica que en los últimos años había provocado la impugnación de varias condecoraciones en los tribunales. Los sindicatos de la Policía Nacional habían recurrido dichas distinciones, logrando que los jueces anularan las más controvertidas otorgadas entre 2021 y 2023.
Sin embargo, la tensión entre el cuerpo policial y el Ministerio no se limitó a las medidas de control. El Sindicato Unificado de Policía, SUP, uno de sus sindicatos mayoritarios, decidió no asistir al acto central como forma de protesta. Exigen la modificación de la Ley de Condecoraciones de la Policía Nacional, vigente desde 1964, una reivindicación que mantienen desde hace años junto a otros sindicatos.
El evento se desarrolló sin incidentes, aunque las decisiones del Ministerio han dejado un sabor agridulce entre parte de los agentes, quienes consideran que estas acciones buscan silenciar las críticas en lugar de abordar los problemas de fondo dentro del cuerpo.