En un giro que ha despertado interés y críticas en el panorama político, Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), ha endurecido notablemente su postura contra Carles Puigdemont y el independentismo catalán, justo después de que su partido alcanzara acuerdos puntuales con Junts en el Congreso. Este cambio de tono llega tras semanas de debate interno y críticas externas, por lo que algunos consideraron un acercamiento táctico a la formación del expresidente de la Generalitat.
El detonante del debate fue el acuerdo alcanzado entre PP y Junts para tumbar el gravamen extraordinario a las empresas energéticas, un movimiento que algunos en el propio PP calificaron como arriesgado por las posibles repercusiones en la percepción pública. Aunque el portavoz popular Miguel Tellado había celebrado el pacto como un éxito y augurado más colaboraciones en el futuro, Feijóo rápidamente intentó desmarcarse de esa interpretación. En una rueda de prensa, declaró que esas coincidencias no legitiman en ningún caso a Puigdemont, a quien describió como un «prófugo de la justicia» que debería ser detenido.
«No me importa coincidir para bajar impuestos a los españoles y cumplir nuestro programa electoral. Pero sin chantajes ni amenazas, y manteniendo nuestras líneas rojas», enfatizó Feijóo, marcando distancias con las «subastas y chantajes» que, según él, definen los acuerdos del PSOE con Junts. El líder del PP negó tajantemente que su partido estuviera legitimando de alguna forma la amnistía impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez, calificando como un «insulto a la inteligencia» las comparaciones entre los pactos del PP y los del PSOE.
Tensiones internas con los barones del PP
La aproximación táctica a Junts ha generado fricciones internas en el Partido Popular, donde varias figuras destacadas han manifestado sus reservas. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, fue la primera en expresar públicamente su incomodidad. En su balance anual, Ayuso señaló que, aunque avala acuerdos puntuales en materia económica, rechaza cualquier pacto que pueda interpretarse como una alianza estratégica con el independentismo. «Ya saben lo que pienso de los independentistas», declaró, evitando apoyar una hipotética moción de censura contra Sánchez que incluyera los votos de Junts.
Otros barones populares, como Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de Andalucía, y Alfonso Rueda, su homónimo gallego, también se apresuraron a marcar distancias. Moreno Bonilla subrayó que el PP y Junts están en «orillas contrarias» en cuanto a la concepción del modelo de Estado, mientras que Rueda recordó que Feijóo tiene líneas rojas que no estaría dispuesto a cruzar. Ambos destacaron que cualquier acercamiento a Junts debe ser considerado con cautela para no erosionar la imagen del PP ni alejar a su electorado.
Feijóo ha justificado el endurecimiento de su discurso argumentando que es necesario para diferenciar su posición de la de Pedro Sánchez, a quien acusa de «fotografiarse con quien debería ser detenido». Además, ha señalado que su permanencia en la oposición, a pesar de haber ganado las elecciones generales, es prueba de que no ha cedido a chantajes ni compromisos «alegales o amorales». Con esta estrategia, el líder del PP busca consolidar su papel como alternativa política en un contexto en el que las negociaciones del Gobierno con los independentistas catalanes han polarizado el debate público.
Aunque Feijóo insiste en que seguirá buscando acuerdos parlamentarios que beneficien a los españoles, también ha dejado claro que estos no serán «a cualquier precio». Su objetivo, según afirmó, es ofrecer un «mensaje de futuro» frente a un Gobierno que considera agotado y atrapado entre «los juzgados, Waterloo y algo de Franco».