El 41 Congreso Federal del PSOE, celebrado este fin de semana en Sevilla, ha estado marcado por un discurso combativo contra lo que los socialistas han denominado una campaña de «bulos» y «mentiras» promovida por la derecha, para deslegitimar al presidente Pedro Sánchez y su gobierno. Sin embargo, la autocrítica interna ha sido una nota discordante en un cónclave en el que el victimismo ha sido el eje de las intervenciones de sus líderes, salvo contadas excepciones.
El PSOE defiende su gestión y denuncia «acoso»
El secretario de Organización, Santos Cerdán, presentó un informe de gestión en el que calificó de «cacería humana» los ataques de la derecha hacia el PSOE y Sánchez. «Nunca antes hubo en democracia un ataque similar contra un presidente legítimo», proclamó, desatando una ovación de los delegados. Según Cerdán, las acusaciones de corrupción y malas prácticas, como las relacionadas con el caso Koldo, son parte de una estrategia de «acoso y derribo» sostenida por el PP. María Jesús Montero, vicesecretaria general, respaldó estas declaraciones y destacó la «fortaleza» de Sánchez al enfrentar estas críticas. En sintonía, Miguel Ángel Gallardo, secretario general del PSOE extremeño, calificó de «falsas» las acusaciones en su contra, vinculadas a la contratación del hermano del presidente, David Sánchez.
El único discurso que rompió con la línea general del congreso fue el de Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, quien instó al partido a evitar el papel de víctima y a reconocer posibles errores. «Vendría bien que, en algún momento, el PSOE pudiera decir que en algunas cosas nos podemos equivocar», señaló. Su postura, crítica con la dirección del partido, lo ha situado en numerosas ocasiones como una voz disidente dentro del PSOE.
El evento también estuvo marcado por la reciente dimisión de Juan Lobato, líder del PSOE de Madrid, lo que añade un matiz de incertidumbre a la situación interna del partido. Pese a ello, los socialistas aprovecharon el escenario para reivindicar a figuras históricas como Manuel Chaves y José Antonio Griñán, tras la anulación de sus condenas por el caso ERE por el Tribunal Constitucional.
Líderes como Salvador Illa llamaron a construir un proyecto sólido para España, mientras que ministros como Ángel Víctor Torres centraron sus críticas en el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y su negativa a aceptar la legitimidad de Sánchez. Las tensiones también se dirigieron hacia Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, cuya dimisión fue exigida por los asistentes.