Irene Montero y Pablo Iglesias llegan al juzgado a declarar. (Europa Press/Alberto Ortega)
Hoy se celebraba el juicio contra Miguel Frontera, el hombre acusado de acosar a Pablo Iglesias, exvicepresidente del Gobierno, y a Irene Montero, exministra de Igualdad, durante siete meses en su propio domicilio en Galapagar. Iglesias y Montero han descrito en el juzgado el acoso continuado al que se vieron sometidos: “Era una situación permanente de nervios, recorría una y otra vez el perímetro de nuestra casa”. “No le deseo a nadie que viva lo que hemos vivido”, ha dicho el exvicepresidente.
Por su parte, Frontera, una de las caras visibles de las concentraciones de la calle Ferraz del pasado mes de noviembre, ha negado el acoso y ha justificado las concentraciones masivas en la puerta del domicilio.
El juicio se ha celebrado este lunes en un juzgado de lo penal de Madrid con la Fiscalía defendiendo su petición de tres años de cárcel para él. Un juicio en el que varios guardias civiles han certificado que Frontera llegó a grabar el interior de la finca con su teléfono móvil además de haber participado casi a diario en las concentraciones.
El exvicepresidente y la exministra han relatado lo que supuso vivir varios meses durante la pandemia esta situación y con tres niños pequeños. “Era una situación angustiosa, muy difícil de vivir, hasta sacar a los perros era complicado”, ha descrito Iglesias. “Claro que teníamos miedo, era una situación indescriptible. Era difícil dormir a los peques, empezaban a tener la percepción de algo extraño”.
En la misma línea, Montero ha afirmado que, a través de las redes sociales, eran conscientes a diario de que Frontera se jactaba de conocer todo su perímetro de seguridad y también de que no pensaba parar: «podía venir en cualquier momento, se plantaba allí, era una situación permanente de nervios, nunca sabías qué podía ser lo siguiente”.
Los dos han relatado que, en el día del cumpleaños de Iglesias, cuando volvían de dar un paseo con sus hijos, fueron abordados por Frontera, que les espetó: “Feliz cumpleaños, hijo de puta”. Montero ha explicado: “Me dio miedo, fue invasivo, iba con mis niños pequeños”. Frontera, según la exministra, “tenía la intención, y lo conseguía, de que en mi familia hubiera una situación permanente de ruido. Era evidente que era capaz de cualquier cosa”.
Momentos de tensión en su llegada al juzgado
A su llegada a los Juzgados de lo Penal, la pareja ha sido increpada al grito de «miserables» y «asquerosos» y se han vivido momentos de tensión. Ante los insultos, Montero ha salido del recinto de los juzgados y les ha dicho que eran «unos acosadores fascistas».
Nada más llegar, un grupo de personas les ha comenzado a insultar y a amenazar chillándoles «miserables», «sinvergüenzas» «vende obreros», «jarabe democrático», y «aprovechados», entre otros. Ante los medios, el exvicepresidente ha recalcado la estrategia “de acoso y la violencia que trataron de que dejaran este país y la política”.