Irene Montero, eurodiputada de Podemos y exministra de Igualdad, ha salido en defensa de la boxeadora argelina Imane Khelif frente a la oposición expresada por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Ambas se han enzarzado en una discusión en redes sociales por la polémica participación de la boxeadora Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París.
La polémica surgió cuando Ayuso y figuras como la extenista Martina Navratilova y la nadadora Sharron Davies se manifestaron en contra de la participación de Khelif en los Juegos Olímpicos de París 2024, alegando que esto podría ser perjudicial para las competidoras femeninas.
También las organizaciones del Consorcio Internacional del Deporte Femenino y otras asociaciones se han dirigido por carta al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI),Thomas Bach, para que no permita que Imane Khelif y Lin Yu-ting puedan competir en las pruebas de boxeo femenino de los Juegos Olímpicos.
Montero ha criticado duramente a Ayuso, acusándola de difundir transfobia y odio. En sus declaraciones, Montero ha afirmado que «la transfobia mata» y ha subrayado que la postura de Ayuso no representa una defensa de la libertad, sino una expresión de odio hacia las personas trans.
Además, Montero ha señalado que las críticas a Khelif se basan en prejuicios y malentendidos sobre su identidad, ya que Khelif no es una atleta trans, sino una mujer cisgénero que enfrenta discriminación debido a su origen y a su sexo.
El debate se intensificó cuando Ayuso compartió comentarios de figuras como Martina Navratilova, quien había calificado de «deplorable» que la boxeadora italiana Angela Carini abandonara su combate contra Khelif tras 46 segundos, argumentando que Khelif era demasiado fuerte.
En respuesta, Montero compartió un vídeo que desmentía la información falsa que circulaba sobre la identidad de Khelif y criticó la actitud de Ayuso, describiéndola como transfóbica, misógina y racista.
Por su parte, Paloma Del Río, una periodista deportiva histórica, también se pronunció en contra de la inclusión de Khelif, argumentando que el deporte debe segregar a los competidores basándose en el sexo biológico (cromosomas XX para mujeres y XY para hombres) para garantizar la justicia.
Este punto de vista refleja una perspectiva biologicista que ha sido objeto central en la discusión sobre la inclusión de atletas trans en competiciones femeninas y que hace necesaria su regulación legal.