Junts, el partido independentista liderado por Carles Puigdemont, ha promovido una teoría de la conspiración que sostiene que los servicios secretos del Estado español, en colaboración con el CNI (Centro Nacional de Inteligencia), estuvieron involucrados en la organización del ataque terrorista, con el objetivo de desestabilizar a Cataluña en un momento fundamental para el movimiento independentista.
La desclasificación de información
El Ejecutivo ha accedido a desclasificar la información relacionada con los atentados, como parte de las negociaciones para que Junts apruebe la senda de estabilidad y el techo de gasto, pasos previos para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Esta medida rompe con la postura anterior del PSOE, que en 2018 había votado en contra de una comisión de investigación sobre el tema en el Congreso, aunque dicha comisión sí se constituyó en el Parlamento catalán.
Relación entre Es-Satty y el CNI
Uno de los puntos clave que sustenta la teoría de la conspiración es la relación del imán de Ripoll, Abdelbaki Es-Satty, con el CNI. Es-Satty fue el líder de la célula terrorista que perpetró los atentados y, según informes, habría sido confidente del CNI desde su salida de prisión hasta el día del ataque. La teoría sostiene que esta relación es un indicio de que el Estado tenía conocimiento previo del ataque y, en lugar de evitarlo, permitió que ocurriera para desestabilizar a Cataluña a pocos meses del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
El independentismo, y en particular Junts, ha reiterado esta acusación desde el primer momento. En julio de 2019, la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, presentó una pregunta parlamentaria para conocer qué había hecho el CNI para evitar el atentado. La narrativa ha ido ganando fuerza, y ahora Junts exige la reapertura de la investigación judicial sobre los hechos.
En enero de 2022, las declaraciones del excomisario José Manuel Villarejo en la Audiencia Nacional dieron un nuevo impulso a esta teoría conspirativa. Villarejo afirmó que los atentados fueron resultado de un «error» del CNI, y que su entonces director, Félix Sanz Roldán, tenía la intención de asustar a Cataluña, pero que el plan salió mal. Estas afirmaciones fueron rápidamente acogidas por el independentismo, y el expresidente catalán Pere Aragonès pidió que se investigara la información proporcionada por el excomisario.
La teoría se ha extendido aún más con especulaciones de que el imán Es-Satty no murió en la explosión de la casa de Alcanar, donde la célula terrorista manipulaba explosivos. Algunos sugieren que la explosión fue causada por el Mossad, y que las autoridades españolas fueron advertidas, pero no tomaron medidas para evitarla.
La insistencia de Junts en investigar la implicación del CNI en los atentados se ha convertido en una de sus prioridades. Quim Forn, consejero de Interior de la Generalitat en el momento de los atentados y del referéndum, afirmó en una entrevista que su encarcelamiento no estaba relacionado con el 1-O, sino con la información que él poseía sobre la gestión de los atentados. Según él, esta información sensible habría sido el verdadero motivo de su detención.
Cada año, coincidiendo con el aniversario de los atentados, se organiza una manifestación bajo el lema «Ni oblit, ni perdó» («Ni olvido, ni perdón»). Esta campaña está liderada por los Comités de Defensa de la República (CDR) y cuenta con el apoyo de Junts. Los participantes en estas manifestaciones sostienen pancartas acusando al Estado de ser responsable de los atentados, con lemas como «las cloacas del Estado matan».