Según información de THE OBJECTIVE, el director de recursos humanos del PSOE, Javier Cabañas, ha colocado a su esposa, Sandra Pacheco, como asistente del grupo parlamentario socialista en el Congreso de los Diputados. Este nombramiento, se hizo oficial la semana pasada.
Sandra Pacheco ocupará un puesto de libre designación con un salario anual de 51.640 euros, que supera notablemente el sueldo promedio de otros asistentes en el Congreso, que suelen regirse por un sistema de módulos. Fuentes internas del PSOE han manifestado su descontento, argumentando que Pacheco ha sido contratada en «las mejores condiciones posibles», mientras que muchos de sus colegas en Ferraz, el Congreso y el Senado no cuentan con tal consideración.
Los rumores de un ambiente tenso dentro del PSOE se han intensificado tras la firma del contrato de Pacheco, que se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes. Según las denuncias de fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE, este nombramiento ha creado malestar por el tema salarial, y ha resultado en el cese de otros colaboradores, como Olga Velázquez Rodríguez, lo que ha llevado a muchos a calificar al grupo parlamentario como una «agencia de colocación» para familiares y afines.
A pesar de que el Comité de Empresa del PSOE no interviene directamente en estos nombramientos, hay una sensación creciente de que se están orillando las voces del sindicato, lo que ha contribuido a una atmósfera de frustración y desconfianza entre los trabajadores del partido.
El ascenso de Pacheco al Congreso está vinculado a su reciente salida del Palacio de la Moncloa, donde desempeñó funciones como asesora en el gabinete del presidente del Gobierno, en el equipo liderado por Óscar López. Con la llegada de Diego Rubio, quien ha implementado una reestructuración considerable en la plantilla de Moncloa, algunos ven en esta contratación una estrategia para asegurar la colocación de ciertos «privilegiados» antes de cambios potencialmente más drásticos en la dirección del partido.
Las recientes reestructuraciones en el PSOE evocan recuerdos de la crisis interna que el partido enfrentó hace tres años, cuando la salida de José Luis Ábalos resultó en la destitución del gerente del PSOE, Mariano Moreno. En aquel entonces, la búsqueda de nuevos puestos y la reconfiguración de la cúpula del partido llevaron a una dinámica similar de «sálvese quien pueda».
El Parlamento como refugio
La utilización del Parlamento como un medio para colocar a los cercanos no es un fenómeno nuevo. Investigaciones anteriores revelaron que más de la mitad de los empleados de Ferraz, en torno a 70 personas, estaban contratados por el Congreso y el Senado, a pesar de que sus funciones se desarrollaban en la sede del PSOE. Este tipo de acomodaciones ha sido una práctica recurrente que, en tiempos de convulsión interna, parece resurgir con más fuerza.