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En la última semana, Ceuta ha visto un aumento alarmante en el número de inmigrantes que intentan ingresar de manera irregular, con entre 500 y 700 intentos diarios y picos de hasta 1.500 en un solo día. Esta presión migratoria ha resaltado las carencias de recursos y medios de la Guardia Civil para enfrentar la situación de manera efectiva.
Conflictos Políticos y Reclamaciones Sindicales
En medio de las disputas entre PSOE y PP sobre la reforma de la ley de extranjería, los sindicatos policiales han intensificado sus demandas. Exigen un refuerzo urgente de las plantillas, una mejora en los recursos materiales para los agentes y, fundamentalmente, que el Gobierno actúe a nivel político para abordar el problema en su origen. Eduardo García, portavoz de la Unión de Guardias Civiles (UGC), señala que la situación de calma tensa en Ceuta depende en gran medida de la cooperación de la policía marroquí. «Cuando se producen asaltos masivos, es porque la colaboración marroquí no está funcionando”.
Desde la Asociación Profesional Justicia Guardia Civil (JUCIL), su portavoz Mila Cívico critica la estrategia de Marruecos, acusándolo de usar a los migrantes como piezas en un juego político. Cívico ha instado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a que viaje urgentemente a Marruecos para que se frene la ola de migrantes que llegan a Ceuta a nado.
Diferencias en la colaboración marroquí
Las declaraciones de los sindicatos parecen contradecir las del Gobierno, ya que la delegada en Ceuta, Cristina Pérez, ha elogiado la labor de las autoridades marroquíes. Pérez agradeció a Marruecos por su esfuerzo en contener la migración y aceptar a los retornados. Sin embargo, Rachid Sbihi, del sindicato AUGC en Ceuta, destaca que Marruecos acepta la devolución de ciudadanos nacionales, pero no de inmigrantes de otras nacionalidades, como argelinos o centroafricanos, quienes quedan atrapados en España.
Desafíos en el control de la frontera y recomendaciones para el gobierno
Sbihi también informa sobre el reciente refuerzo de la presencia policial marroquí en las playas cercanas a Ceuta, donde los inmigrantes suelen partir. No obstante, señala que esta medida se ha tomado más por motivos de seguridad debido a la acumulación de personas en esas áreas, y que la vigilancia completa de las costas marroquíes sigue siendo un desafío.
Eduardo García recalca que la negociación política es crucial para manejar la inmigración ilegal. «El Gobierno marroquí usa las olas migratorias como una forma de presión«, asegura García. En este sentido, un enfoque diplomático con Marruecos podría ser clave para mitigar las avalanchas migratorias.