Según este informe, las precipitaciones son un fenómeno recurrente durante estas fechas. Para llegar a esta conclusión, se han analizado los registros de lluvia en más de 50 ciudades de España a lo largo de más de 40 años. Los datos revelan que, en más de la mitad de estas localidades, la lluvia ha sido un factor presente en al menos un tercio de los días de la semana estudiada. Además, en más de 10 ciudades, entre las que se incluyen A Coruña, Oviedo, Bilbao, Santander y San Sebastián, las cifras superan el 50% de días lluviosos. De hecho, en las últimos tres décadas han llovido entre 21 y 26 años en gran parte de las ciudades.
La primavera es la responsable
Ante esta evidencia, surge la pregunta sobre las causas subyacentes. Según los expertos, la primavera es la principal responsable. Los cambios estacionales son el resultado directo de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. En el hemisferio norte, la primavera se extiende desde el 1 de marzo hasta el 31 de mayo. No obstante, la incidencia de lluvias varía según la ubicación geográfica, factores como la latitud, la altitud, los vientos predominantes y la topografía juegan un papel crucial en la distribución de las precipitaciones.
La explicación detrás de las lluvias primaverales es relativamente sencilla. Durante la transición de temperaturas frías a cálidas, el aire circundante experimenta un aumento de temperatura. Este cambio provoca que el aire frío y seco del invierno se mezcle con el aire cálido y húmedo del verano, generando condiciones propicias para la formación de nubes y, eventualmente, precipitaciones.
Lluvias en zonas de costa
Además, en las zonas costeras la temperatura del mar en este mes tiende a ser más baja en comparación con otros meses, lo que, combinado con el aumento gradual de la temperatura ambiente, puede generar condiciones para la precipitación.
Sin embargo, este equilibrio natural está siendo alterado por el cambio climático. El calentamiento global conlleva una mayor evaporación de agua, lo que resulta en una atmósfera más húmeda sobre los océanos y, por ende, en lluvias más intensas y posiblemente en un aumento del riesgo de inundaciones durante la primavera.
Influencia de la luna
Existe una arraigada creencia popular que sugiere que la luna llena podría desempeñar un papel en la generación de lluvias durante la Semana Santa, cuya fecha de celebración está determinada por el calendario lunar, lo que implica que no tiene una fecha fija cada año. Si bien se reconoce que la luna ejerce influencia sobre las mareas, la atmósfera y los cuerpos de agua, generalmente su impacto no se considera significativo en las predicciones meteorológicas, ya que se considera menor en comparación con otros factores.
Un estudio publicado en 2011 en la prestigiosa revista Geophysical Research Letters planteó una perspectiva intrigante. Los investigadores observaron que las precipitaciones tienden a mostrar un ligero aumento en los días previos a las fases de cuarto creciente y cuarto menguante, que marcan la transición entre las lunas nuevas y las lunas llenas. Aunque esta influencia es modesta en comparación con otros factores meteorológicos, el estudio sugiere que el ciclo lunar podría jugar un papel en la variabilidad de las condiciones climáticas, especialmente en períodos específicos como la Semana Santa.