El exlíder del PSOE en la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, se ha ratificado ante el fiscal general del Estado en relación con la presunta filtración contra Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Esta información habría llegado a Lobato mediante un mensaje de WhatsApp enviado por Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete del jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Lobato no ha sido imputado gracias a una declaración que realizó previamente ante notario, un movimiento estratégico que le permitió protegerse judicialmente. Para reafirmar la veracidad de su testimonio, el exlíder socialista ha entregado su teléfono móvil al Tribunal Supremo para que sea analizado.
El político fue citado a declarar como testigo tras revelarse que había llevado a una notaría una serie de mensajes relacionados con La Moncloa. Dichos mensajes incluían comunicaciones en las que se le pedía que mostrara información protegida por secreto profesional antes de que los datos fueran divulgados en los medios de comunicación. Los mensajes en cuestión procedían de Pilar Sánchez Acera, cuya implicación añade un nuevo nivel de complejidad al caso.
La intención principal de Moncloa con estos mensajes es que Lobato usara esta información en la Asamblea de Madrid con el fin de atacar a Ayuso. Sin embargo, el líder de los socialistas madrileños se habría negado. Sánchez Acera le informó de que, en ese caso, se lo trasladaría a Angélica Rubio, directora de elplural.com. Después de su publicación, Lobato decidió usarlo para atacar a Ayuso, como le habían dicho que hiciera.
Lobato llevó a la notaría los mensajes que le envió La Moncloa
En todo caso, el ex líder de los socialistas madrileños ha evitado apuntar directamente a Óscar López. Se ha limitado a decir que hablaba directamente con Sánchez Acera y que este extremo se puede comprobar en los mensajes de texto de su teléfono que ha dejado voluntariamente a disposición judicial.
El siguiente paso de esta declaración sería llamar a testificar a Sánchez Acera. Este alto cargo del Gobierno podría decir que fue su jefe quien pidió enviar el material controvertido al jefe del PSOE o, por el contrario, asumir toda la responsabilidad y ser “cortafuegos” para que las consecuencias de esta operación contra Ayuso no terminen escalando al que fuera jefe de gabinete de Sánchez o al propio presidente del Gobierno.
El ex secretario general del PSOE de la Comunidad de Madrid incidió en que “se intenta por parte de unos pocos que parezca que el malo es precisamente quien decide no hacer las cosas mal”.