Fotografía de: BBC.com
Un grupo de 30 activistas saharauis retenidos en el aeropuerto de Barajas había iniciado una huelga de hambre este sábado, exigiendo al Gobierno español que les concediera asilo político y les reconociese como refugiados. Los activistas, todos hombres, estaban distribuidos entre las terminales 1 y 4 del aeropuerto y denunciaron las pésimas condiciones en las que se encuentran, calificándolas de «insalubres».
Fatima Fadel, abogada de varios de estos activistas, ha expresado al diario Publico su preocupación por las condiciones en las que viven. «Hay chinches, sus cuerpos muestran picaduras y se quejan de comer la misma comida desde hace 20 días», ha señalado. Fadel también ha destacado que «no ven el sol y prácticamente están encarcelados en condiciones de prisión».
Los retenidos son perseguidos políticamente en el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos, y enfrentan un grave riesgo si son deportados a su país de origen. A pesar de esto, desde el mes de julio, el Gobierno español ha estado denegando sus solicitudes de asilo, poniendo en peligro sus vidas. La abogada advirtió que siete de estos activistas ya tienen vuelos programados a ciudades como Casablanca o Rabat, donde corren el riesgo de ser encarcelados por su labor activista.
En julio, varios eurodiputados de partidos como Sumar, Bildu y BNG enviaron una carta al Ministerio del Interior, solicitando que se concediera el asilo a estos jóvenes, argumentando que España estaría violando el derecho de asilo, que obliga a proteger a las personas en situación de riesgo.
Fadel lamentó que «no se están valorando las pruebas ni los testimonios que denuncian», y advierte que la deportación de estos activistas equivaldría a una condena de muerte, pues enfrentarían graves represalias en Marruecos por su activismo político.