Los alumnos del máster de la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, crearon la Fundación TSC con el mismo nombre que su cátedra. A pesar de presentarse como una fundación, daba servicios parecidos a los que ofrecía la sociedad de Begoña Gómez y captaba fondos europeos.
Este lunes van a declarar varios alumnos de la mujer del presidente del Gobierno ante el juez Juan Carlos Peinado, el encargado de investigar a Begoña Gómez por los presuntos delitos de corrupción en los negocios y tráfico de influencias. Así, los testigos son el consejero delegado de Reale Seguros, Ignacio Mariscal; ay el subdirector general de la Fundación La Caixa, Marc Simón Martínez, los principales financiadores de la Cátedra de la UCM.
Por otro lado, también declarará, aunque no se conoce la fecha, la directora de la filial de Globalia creada para patrocinar el IE África Center que dirigía Begoña Gómez, Wakalua, Leticia Lauffer, y al consejero delegado del Grupo Barrabés, Luis Miguel Ciprés.
Cuatro alumnos de la cátedra de Begoña Gómez declaran como testigos
Hay que destacar que la Fundación TSC contaba con una web en la que especificaba que se trataba de un organismo sin ánimo de lucro, debido a que ofrecía a sus clientes unos servicios de consultoría enfocados a las pymes y contaba con la misma hoja de ruta que la Cátedra, la empresa y la plataforma online en la que Gómez ofrece el software de la UCM. Según ha publicado el medio digital Vozpopuli, la web de esta fundación se eliminó el día 5 de julio, fecha en la que el mismo medio publicó información relativa a esta fundación.
Según detalla el mismo medio, Vozpopuli, Fundación TSC estaba a nombre de Ana Méndez Calleja. En la pestaña «Somos Fundación TSC», los buscadores mostraban a Emma Calleja Núñez, Pedro Méndez Fernández, Ana Méndez Calleja, Mila López Bao y Fernando Huertos Ripoll, todos vinculados a León.
Así mismo, la Fundación TSC se describía como una empresa que captaba fondos de la UE y del Gobierno y que utilizaba la recopilación de datos de empresas como un directorio de clientes que podían ser captados en el futuro; una actividad económica un tanto extravagante, sobre todo para un entidad de estas características.