España se endeuda cada vez más para irse de vacaciones. Así, los préstamos para irse de vacaciones y en verano se han triplicado en los últimos dos años. Y es que, entre los años 2021 y 2023 las solicitudes que se han realizado por parte de los españoles han sido para préstamos personales que tienen como fin pagar sus vacaciones. Lo que ha supuesto un aumento de 200% de estas peticiones, y que la mayoría de estos son de un importe medio de 6.000 euros.
Para la economía española, al turismo es una de las principales fuentes de ingresos y han sido los propios trabajadores del sector turismo y servicios que han notado una época de importantes cifras, pero algo que es una buena noticia, también lo viven con cierto recelo. El motivo de este recelo por parte del sector es que se puede crear una burbuja que acabe siendo insostenible para las economías familiares y que acabe explotando, lo que traería de nuevo una crisis para el sector.
Otro de los motivos que hace que el sector del turismo este preocupado es debido a la inflación que se lleva viviendo en España los últimos meses y que por el momento parece que no va a dejar de crecer. A pesar de esto, las familias españolas no han querido quitarse de sus vacaciones de Semana Santa o de verano, por eso, habrían decidido pedir préstamos. Y como han publicado algunas empresas, ya tendrían solicitudes de al menos 18.000 personas para poder irse de vacaciones con sus familias.
Miedo a que explote la burbuja del turismo
Las previsiones del Ministerio de Industria y Turismo han destacado unos balances muy positivos para estas próximas vacaciones y ha subrayado que el gasto turístico que se hará en España entre los meses de marzo y abril de este año serán de aproximadamente 19.000 millones de euros. Una balanza muy positiva debido a que el año pasado en el mismo periodo obtuvo se registró un gasto de 3.7000 millones menos.
Aunque las perspectivas para este año por parte del ministerio son más que positivas las vacaciones esconden un poco de temor por parte del sector turístico y sobre todo de los empresarios que temen que el crecimiento desmedido que se está viviendo por parte de este sector les pase factura y se acabe rompiendo la burbuja. Lo que supondría una caída del turismo, algo que ya se conoce que pasó con la burbuja inmobiliaria.
