El 41º Congreso Federal del PSOE, celebrado en Sevilla, marca un punto de inflexión en la estrategia del partido liderado por Pedro Sánchez. Ante el fracaso en las elecciones autonómicas y municipales de 2023, el PSOE inicia un proceso de transformación territorial con el objetivo de consolidar su posición frente al Partido Popular y prepararse para posibles adelantos electorales. La renovación afecta a hasta siete federaciones clave, destacando Andalucía, Madrid, Aragón, Castilla y León, La Rioja, Extremadura y Cantabria.
El destierro de Lobato ante Óscar López en Madrid
En Madrid, la posición de Juan Lobato como secretario general del PSOE regional está bajo presión. La Moncloa ha manifestado su respaldo a Óscar López, actual ministro de Transformación Digital, como alternativa para liderar el partido en esta comunidad. Este movimiento se enmarca en una estrategia para fortalecer al PSOE madrileño frente a Isabel Díaz Ayuso, pero ha generado fricciones internas significativas.
Lobato enfrenta una doble crisis: política y judicial. Está vinculado a la supuesta filtración de correos electrónicos relacionados con el abogado del novio de Ayuso, lo que ha llevado a su citación en el Tribunal Supremo. En este contexto, su decisión de registrar mensajes comprometedores ante notario, implicando a Pilar Sánchez Acera como intermediaria, ha sido interpretada como un intento de autoprotección. Sin embargo, esta maniobra también amenaza con implicar a Moncloa, complicando aún más la situación.
Mientras tanto, López emerge como el candidato preferido por Sánchez, aunque su reciente salto de jefe de gabinete a ministro y su posible implicación en la filtración han generado críticas dentro y fuera del partido. A pesar de las divisiones internas, el apoyo de Moncloa a López parece firme, con la vista puesta en las elecciones autonómicas.
Aragón: Pilar Alegría frente al sector lambanista
En Aragón, el proceso de renovación tras la salida de Javier Lambán se presenta como otro frente de tensión para el PSOE. Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, cuenta con el respaldo de Ferraz para liderar la federación, pero enfrenta resistencia del sector lambanista. Lambán ha criticado abiertamente la imposición de ministros como líderes regionales, calificando esta estrategia de anómala y contraproducente.
Alegría, quien perdió las elecciones municipales en Zaragoza frente al PP, busca proyectarse como una figura integradora en la federación aragonesa. Sin embargo, su candidatura ha generado escepticismo, especialmente en Teruel y Zaragoza, donde líderes como Juan Antonio Sánchez Quero, presidente de la Diputación de Zaragoza, representan una alternativa crítica a la dirección nacional.
Sánchez Quero, vinculado al sector lambanista, ha retrasado el anuncio de su candidatura, lo que le permite consolidar apoyos mientras evita un enfrentamiento directo. Su estrategia refleja el descontento en sectores del partido por la injerencia de Ferraz y la necesidad de preservar la autonomía regional.
El PSOE andaluz inicia el relevo en su liderazgo
Espadas, tras meses defendiendo su continuidad y desafiando a los críticos a presentar alternativas, ha visto menguar su apoyo interno hasta hacerle dimitir. Los secretarios provinciales de Sevilla y Jaén han mantenían posiciones ambiguas, mientras que líderes de Cádiz y Córdoba abogaban directamente por un cambio. Estas divisiones reflejaban un creciente deseo de renovación avivado desde la cúpula del partido, especialmente tras las cuatro derrotas electorales acumuladas por Espadas.
En ese momento Montero decidió liderar el PSOE andaluz, El 8 de enero, presentó oficialmente su precandidatura para la secretaría general del PSOE de Andalucía en un evento celebrado en la sede del partido en Sevilla, un bastión histórico para el partido y representa una oportunidad estratégica para conectar con las bases del socialismo andaluz. Con el respaldo tanto de la ejecutiva federal del PSOE como del presidente Pedro Sánchez, Montero aparece decidida a revitalizar el partido en la región y afrontar los retos electorales que le obligan a superar a Moreno Bonilla.
Un partido en transición
Las tensiones en Madrid y Aragón no son casos aislados. En otras federaciones como La Rioja y Murcia, el PSOE también enfrenta desafíos para mantener la cohesión interna. Estas luchas reflejan el delicado equilibrio que Pedro Sánchez debe mantener entre fortalecer su liderazgo y evitar alienar a las bases regionales.
El desenlace de estos conflictos marcará el futuro del PSOE y su capacidad para enfrentarse al PP en los próximos ciclos electorales. Las divisiones internas, si no se gestionan adecuadamente, podrían socavar la unidad del partido y debilitar su posición tanto a nivel regional como nacional.
Otros ejemplos de esta estrategia huridida por Pedro Sánchez son Castilla y León, donde la dirección federal respalda al alcalde de Soria, Carlos Martínez, para suceder a Luis Tudanca, quien denunció la intervención de Ferraz como una «imposición externa» o el caso de las federaciones uniprovinciales como La Rioja y Cantabria, que también atraviesan procesos de cambio. En La Rioja, Javier García, alcalde de Arnedo, se perfila como sucesor de Concha Andreu, mientras que en Cantabria, Pedro Casares y Pablo Zuloaga compiten en unas primarias con alta polarización interna.
El liderazgo de Pedro Sánchez busca superar el desgaste electoral y alcanzar una base sólida de apoyo del 35% en regiones clave como la Comunidad Valenciana y Madrid. Este plan se enfrenta a desafíos internos y a la consolidación del PP como principal adversario en comunidades estratégicas.
La apuesta del PSOE también incluye medidas para contrarrestar la influencia de Vox en regiones como la Comunidad Valenciana, donde figuras como Diana Morant lideran la estrategia. En Galicia, la situación es más estable con José Ramón Gómez Besteiro tras un reciente congreso extraordinario.