El militar E.S., a pesar de las posibles repercusiones personales, ha denunciado públicamente mediante un video en redes sociales que el Gobierno ha desplegado a su unidad, junto con otras tropas, en la zona afectada de Valencia. Sin embargo, afirma que se les ha prohibido realizar labores de ayuda humanitaria.
La semana pasada, la provincia de Valencia sufrió una de las mayores catástrofes que se han registrado en España en las últimas décadas. Las fuertes lluvias cubrieron de agua y lodo hasta quince municipios, dejando a su paso más de 200 muertos y un número aún por determinar de desaparecidos.
Miles de españoles, procedentes de diferentes comunidades autónomas, se movilizaron hace seis días para ayudar a los afectados, decisión que se debe también a la poca gestión y a la inacción por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Gracias a la presión mediática y de los españoles, el Gobierno decidió enviar 5.000 militares y otros 5.000 agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional. Sin embargo, el testimonio de este militar denuncia una realidad muy distinta en el terreno: “Nos tienen parados, sin hacer nada”, asegura.
El vídeo publicado por este militar se hace desde la zona cero de las inundaciones, donde expresa su máxima frustración por lo que él considera una situación incomprensible, para la situación de urgencia que se está viviendo: “Llevamos 24 horas en Valencia sin hacer absolutamente nada”. Uno de sus compañeros que aparece en el vídeo, confirma su indignación: “Una puta vergüenza. Podíamos estar ayudando a la gente, pero estamos aquí parados”.
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E.S, el militar que graba el vídeo, continúa relatando la situación con evidente malestar: “Nos asignan zonas donde no hay absolutamente nada que hacer y, mientras tanto, hay gente que necesita ayuda urgente. Podríamos estar utilizando vehículos 4×4 para sacar coches de las carreteras, podríamos estar llenando camiones de escombros y depositarlos en lugares, donde no molesten, podríamos dar paladas de barro y ayudar a la gente que está en sus casas o simplemente dando apoyo psicológico a aquellos que lo necesiten”.
El militar destaca que los recursos que tienen se pueden comenzar a utilizar desde ese momento, pero que el personal está siendo utilizado para “intereses políticos” que nada tienen que ver con el bienestar de los afectados.
La frustración de E.S. llega a su punto máximo cuando decide tomar una decisión drástica: abandonar el puesto para el que fue desplazado por el Ejército. En un gesto que pone de manifiesto su determinación, el militar pide a los ciudadanos de la zona que lo vayan a recoger para poder ayudar de forma efectiva. “Voy a echar un cable en lo que podamos, como si es a apalear el barro, mover coches o lo que sea necesario”.