Pedro Sánchez continuará liderando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) por cuatro años más, tras un congreso marcado por tensiones internas y un respaldo mayoritario de la militancia, aunque menor que en 2021. El líder socialista enfrenta el reto de mantener la cohesión de una formación cada vez más fragmentada y golpeada por escándalos. De su equipo de hace tres años, pocos siguen a su lado, destacando el cambio de figuras clave como Adriana Lastra, mientras Sánchez sigue apostando por renovaciones estratégicas en su núcleo cercano.
Uno de los supervivientes es Santos Cerdán, secretario de organización, quien ha sido señalado por el comisionista Víctor de Aldama por haber recibido supuestamente 15.000 euros en un sobre. Pese a esta acusación, que Sánchez atribuye a una «persecución contra los socialistas», Cerdán conserva su puesto en la dirección federal. Sin embargo, su futuro podría complicarse si llegara a ser imputado. La militancia, que pedía una renovación más profunda para superar los malos resultados del último ciclo electoral, ha respaldado con un 90% de votos la propuesta de Sánchez, una cifra ligeramente inferior al 95% obtenido en 2021.
Un equipo amplio y polémico
Sánchez ha formado una dirección de 49 miembros, una de las más grandes de la historia del partido. Madrid y Andalucía cuentan con mayor representación en un equipo diseñado para capitanear un PSOE acosado por acusaciones de corrupción y presionado por la gestión de crisis como la DANA. La elección de los integrantes no ha estado exenta de controversias, con salidas inesperadas como las del cántabro Pedro Casares y la ministra Ana Redondo, y con incorporaciones cuestionadas como la de Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en Valencia, criticada por su gestión de las ayudas tras la DANA.
Además, Sánchez mostró en su discurso su intención de permanecer en el poder hasta 2030, recordando un documento encargado a Félix Bolaños sobre el futuro del PSOE para esa fecha. «Tengo más fuerza que nunca», declaró ante un público entregado, que también vitoreó la entrada de Begoña Gómez, su esposa, quien enfrenta problemas judiciales que deberían haber derivado en su suspensión temporal de militancia, según los estatutos del partido.
Durante el congreso, Sánchez confundió una vez más el ámbito partidista con el gubernamental, al anunciar la creación de una empresa pública de vivienda. La medida, similar a iniciativas del franquismo y a un reciente proyecto del Gobierno del PP en Galicia, generó críticas por su falta de originalidad. Por otro lado, el presidente volvió a cargar contra la ultraderecha y la judicatura, definiéndose como el “muro de contención” frente a los extremismos en España y Europa.
Retos judiciales y partidistas
Con este cuarto mandato, el PSOE enfrenta desafíos judiciales que involucran a varios de sus dirigentes. En diciembre, Begoña Gómez tendrá que declarar nuevamente ante los tribunales, mientras figuras como el exministro José Luis Ábalos y la exasesora de Moncloa Pilar Sánchez Acera podrían ser citadas. A pesar de la fiesta del congreso, la realidad judicial y política exigirá respuestas inmediatas al partido.
Sin elecciones a la vista, el PSOE deberá centrarse en recuperar credibilidad y afrontar los múltiples escándalos que amenazan con socavar la estabilidad interna de la formación. El liderazgo de Sánchez será clave para mantener la cohesión en un contexto que no da tregua.