El pasado domingo, la Selección Española de Fútbol Masculino ganó la Eurocopa 2024 y en la celebración, que tuvo lugar un día después, no faltaron una gran diversidad de cánticos. Entre ellos, uno de los más repetidos tanto por los jugadores como por la afición fue “Gibraltar es español”. Un cántico que no ha pasado desapercibido en Gibraltar, cuya federación de fútbol se ha mostrado ofendida y ha presentado una queja formal ante la UEFA, tal y como informaron en un comunicado.
De todos modos, el hecho de que Gibraltar sea británico y no español hunde sus raíces en cuestiones históricas que se remontan al siglo XVIII.
Un conflicto de hace más de 300 años
Gibraltar es una formación rocosa con una superficie de algo más de seis kilómetros cuadrados, pero su historia ha estado marcada por las tensas relaciones entre España e Inglaterra con respecto a la soberanía de este territorio.
Cuando el rey español Carlos II “El hechizado” muere sin descendencia en el año 1700, se desata la Guerra de Sucesión para conocer su heredero al trono. El último de los Austrias era Felipe de Anjou, segundo hijo de Luis de Francia y nieto de Luis XIV, el Rey Sol. Esta decisión no es vista con buenos ojos en Europa, puesto que suponía la unión dinástica entre España y Francia, así como un desequilibrio de poderes en el viejo continente. El resto de potencias presentan un nuevo candidato al trono: el sobrino de Carlos II, el archiduque Carlos de Austria, quien recibe el apoyo de Inglaterra.
Es en este momento cuando se desata la Guerra de Sucesión, que se alargó 13 años -desde 1701 hasta 1714-, y donde se produce el ataque de los ingleses a uno de los puntos más importantes de la geografía española, el Peñón de Gibraltar. Se expulsó a toda la población civil y se declaró el Peñón como puerto franco inglés. Además, se nombró a un Gobernador y, en 1711 se expulsó a todas las tropas no inglesas del codiciado enclave.
Cuando finalizó la guerra con la firma del Tratado de Utrecht, se firmó un segundo tratado entre británicos y españoles en el que se cedía Gibraltar y Menorca a Gran Bretaña. España sí pudo recuperar Menorca con el tratado de Amiens de 1802, pero no consiguió lo mismo con Gibraltar.
De todos modos, según explica el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, “Gibraltar es una colonia que, desde los años sesenta, figura en el listado de las Naciones Unidas de territorios no autónomos pendientes de descolonización”. La posición española defiende que en el Tratado de Utrecht solo se cedían “la ciudad y el castillo de Gibraltar junto con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen”. El istmo, al igual que las aguas adyacentes o el espacio aéreo suprayacente, no fue cedido por España y ha permanecido siempre bajo soberanía española.
Según detalla el Ministerio de Exteriores, “la ocupación de facto continuada por los británicos no cumple los requisitos del Derecho Internacional para la adquisición de soberanía. Esa es la razón por la que España siempre ha subrayado que la ocupación del istmo es ilegal y contraria al Derecho Internacional y, por tanto, ha reclamado siempre su devolución sin condiciones. España no reconoce la ocupación del istmo ni la verja como frontera”.
Pese a lo dispuesto en la paz de Utrecht, España ha tratado en varias ocasiones de recuperar el territorio, bien mediante acciones militares, medidas de presión o diplomacia internacional, a lo largo de los siglos. El Reino Unido, por su parte, también ha vulnerado el acuerdo al ocupar la llamada ‘zona neutral’: una extensión de tierra creada originalmente como territorio neutral para separar las fronteras de ambos países: los británicos han ido añadiendo terreno a su colonia, llegando a construir un aeropuerto y a ampliar su presencia, ganando terreno frente a la frontera española.