La Conferencia de Presidentes celebrada el pasado viernes en Santander, la primera en 33 meses, ha dejado un panorama de acusaciones y posturas irreconciliables entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP). A pesar de que el encuentro se planteaba como una oportunidad para fortalecer el diálogo entre el Gobierno central y las Comunidades Autónomas, las tensiones entre ambas formaciones políticas han acentuado la brecha que dificulta cualquier avance en acuerdos concretos.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había señalado inicialmente que el foro buscaba propiciar un ambiente de concordia, pero las horas posteriores evidenciaron lo contrario. Desde el PP, se criticó duramente la falta de preparación del Ejecutivo central. Ester Muñoz, vicesecretaria de Sanidad del PP, expresó con ironía que «es comprensible que un Gobierno ocupado en defenderse de casos de corrupción no tenga tiempo para preparar nada». Según Muñoz, la Conferencia careció de propuestas firmes y solo fue una oportunidad desperdiciada.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, fue especialmente contundente en sus críticas, poniendo el foco en la posible quita de deuda para las Comunidades Autónomas, una medida que, según ella, sería una «tomadura de pelo» porque “la deuda no se evapora, se reparte”. Ayuso insistió en que algunas regiones, como Cataluña, han acumulado deudas de forma desproporcionada y que la medida perjudicaría a las Comunidades que han gestionado con mayor responsabilidad sus recursos.
Por su parte, Cuca Gamarra, secretaria general del PP, también cargó contra el Gobierno, acusándolo de falta de voluntad para llegar a acuerdos: «Sánchez llegó a la Conferencia sin interés en dialogar y se marchó rápidamente, mostrando su desprecio al diálogo».
Sin embargo, el PSOE no tardó en responder a las críticas del PP. Esther Peña, portavoz socialista, afirmó que los populares sacaron «su peor cara» en el foro multilateral. Peña acusó al PP de intentar convertir la Conferencia en «un congreso en B» y de centrarse más en hacer ruido que en trabajar en beneficio de los ciudadanos. «No todo vale para llegar al poder», enfatizó Peña en un mensaje dirigido a los medios de comunicación.
Además, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, arremetió contra Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, acusándolo de victimismo. «El señor Mazón cree que es una víctima de la DANA. Que deje de hacerse la víctima y se comporte como un president de la Generalitat», declaró, en alusión a las quejas del líder popular sobre la gestión de recursos tras el temporal que afectó a la región.
En medio de este intercambio de reproches, los ciudadanos observan con escepticismo cómo el enfrentamiento político entre PSOE y PP dificulta acuerdos esenciales para el desarrollo del país. La Conferencia de Presidentes, que debía ser un espacio de cooperación, terminó siendo una muestra más de la polarización que define la política española actual. Mientras las posturas se radicalizan, los problemas que afectan directamente a las Comunidades Autónomas siguen sin resolverse, dejando en el aire la necesidad de un diálogo más efectivo entre Gobierno y oposición.