El exlíder de la Generalitat, Carles Puigdemont, rompió su silencio tras su desaparición el jueves por la mañana después de un mitin en Barcelona. En un mensaje publicado en X, Puigdemont afirmó: «Hoy estoy en Waterloo» y arremetió contra lo que llamó una «caza de brujas» por parte de los Mossos y el departamento de Interior hacia quienes le ayudaron a escapar.
En un extenso mensaje publicado alrededor de las nueve de la noche, Puigdemont describió los recientes eventos como «días difíciles» y aseguró que nunca tuvo la intención de facilitar su captura. Negó haberse disfrazado con un sombrero de paja tras su discurso y prometió «poner en perspectiva la razón profunda de la operación» que permitió su huida, aunque dijo que lo haría más adelante, después de «reposar y coger aire». Mientras tanto, criticó el «espantoso, incomprensible y a ratos delirante» dispositivo policial que no logró capturarlo.
El expresidente, que ha huido dos veces, calificó la rueda de prensa del conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y del comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, como «deplorable». Consideró que los agentes que le ayudaron a escapar actuaron por «compromiso cívico» y afirmó: «Nunca tuve la voluntad de entregarme voluntariamente ni de facilitar mi detención», considerando inaceptable ser perseguido por razones políticas.
Cuestionando a los responsables de los Mossos, Puigdemont preguntó si «no se les cae la cara de vergüenza» por activar el dispositivo «jaula» para buscarlo a él en lugar de a «ladrones, violadores, narcotraficantes y asesinos». Señaló que la degradación del cuerpo de Mossos d’Esquadra sería difícil de revertir y acusó al gobierno entrante de Salvador Illa de culminar la «españolización» de la policía.