La huida de miles de internautas y de medios de comunicación, como The Guardian o La Vanguardia en España, de X tras la victoria de Donald Trump ha supuesto un petardazo para la red social Bluesky, una plataforma que ha ganado más de dos millones de usuarios en los últimos días y que ronda ya los 17 millones a nivel mundial.
Bluesky es una red de microblogging de aspecto muy similar a Twitter (renombrada a X por Elon Musk), y con un funcionamiento casi idéntico a X De hecho, nació en 2019 como un experimento dentro de la propia Twitter: cómo funcionaría esa misma plataforma si se construyera sobre un protocolo descentralizado y de código abierto.
Estas características implican que cualquier usuario o empresa podría construir aplicaciones diferentes, como algoritmos personalizados, sistemas de mensajería con un cifrado más estricto, filtros de contenido o políticas de moderación diferentes sobre la misma red principal. Todo ello sin el control o autorización de la empresa que lanzó y gestiona esa red principal.
Los descontentos con X denuncian que la plataforma de Elon Musk permite contenido de extrema derecha, discurso de odio, transfobia, racismo o pornografía.
Así se creó Bluesky
Esta red social nació como proyecto independiente en 2021. La empresa siguió recibiendo apoyo financiero de Twitter un año más, hasta que en 2022 Musk compró la empresa y Bluesky cortó toda relación con ella. La joven iniciativa tuvo que trabajar en la sombra varios meses más hasta poder poner un producto en el mercado, que finalmente llegó en febrero de 2023.
Por aquel entonces, solo podían acceder a Bluesky los usuarios con invitación, lo que le impidió aprovecharse de las oleadas de huida de usuarios de Twitter que estaban provocando las decisiones de Musk. Esta nueva red social se construyó sobre un principio fundamental: devolver el control a los usuarios sobre qué ver y con quién interactuar.
Así, Bluesky está enfocada hacia la moderación personal del contenido. En lugar de depender de un sistema centralizado de reglas y de un algoritmo, la plataforma permite a los usuarios elegir sus propios filtros y definir qué tipo de contenido quieren ver. En teoría se presenta como una alternativa para los internautas que buscan una experiencia más personal y menos comercial de una red social.
El diseño de la plataforma es muy simple y similar al de Twitter, incluso el logotipo de una mariposa se asemeja al pajarito de la red social de Musk, con dos pestañas, una de recomendaciones y otra de cuentas a las que se siguen.
Se trata de una de las características más poderosas de la plataforma. El sistema permite una “identidad soberana”, lo que significa que las personas pueden mantener su red de contactos e interacciones aunque cambien de servidor. Es un tipo de independencia imposible en redes centralizadas como X (o Facebook, o Instagram, o TikTok) donde los datos y contactos quedan atrapados en la plataforma y son propiedad de la empresas que la gestiona.
Sin publicidad
En este momento Bluesky no tiene publicidad y ha expresado la intención de no incluirla en su modelo de negocio en el futuro. Esto le permite no necesitar recolectar datos personales de sus usuarios de forma masiva. Actualmente se financia a través de subvenciones y apoyo de inversores interesados en la tecnología descentralizada y en los principios de código abierto.
Los 16 millones de usuarios que Bluesky ha superado este jueves aún quedan lejos de los 420 que Elon Musk afirma que tiene X, pero suponen el doble que los que ha logrado la otra gran alternativa, Mastodon, desde 2016.