Imagen: la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz I EFE
El Movimiento Sumar, la plataforma fundada por Yolanda Díaz para las elecciones generales de julio pasado, enfrenta una etapa de transformación profunda. Durante su asamblea de marzo, el partido implementará una estructura de doble coordinación paritaria, que reemplazará a la vicepresidenta segunda del Gobierno al frente de la organización. A pesar del paso atrás de Díaz tras los malos resultados en las elecciones europeas, su rol futuro dentro de Sumar sigue sin definirse en los documentos que guiarán este nuevo ciclo, aunque se menciona una “reconfiguración de su liderazgo” desde el Ejecutivo.
Adiós al legado del 15-M
En sus nuevos textos, Sumar da por cerrado el ciclo político del 15-M, movimiento social que marcó un antes y un después en la política española desde 2011. La formación asume el desgaste acumulado por los años y renuncia a su papel de marca integradora de fuerzas como Izquierda Unida, Comunes o Más Madrid. En su lugar, plantea relaciones “en pie de igualdad” con estas organizaciones, dejando atrás la reserva de cuotas en la dirección que estaba presente en documentos previos.
Se formaliza también la creación de una «mesa de organizaciones» para la coalición, junto con una Comisión de Garantías y un despliegue territorial que tendrá un desarrollo desigual según las comunidades autónomas. Este enfoque busca alinearse con la visión federal y plurinacional de Sumar.
Alianzas y primarias: retos para el futuro
Uno de los desafíos clave de Sumar es mantener la unidad dentro del espacio progresista, especialmente tras la ruptura con Podemos hace un año. Aunque no se menciona explícitamente en los documentos, la política de alianzas es un eje central. Se aboga por replicar la estrategia de las generales, promoviendo candidaturas conjuntas y procesos de primarias con reglas inclusivas y abiertas a la sociedad civil.
“Si antes era el tiempo del sujeto hegemónico y el asalto institucional, ahora nos movemos hacia un momento de alianzas múltiples”, señala el texto, que enfatiza el respeto y la cooperación con otras fuerzas del espectro progresista.
Cambios organizativos y expansión territorial
Los órganos de dirección de Sumar serán paritarios y reservarán un 10% de los puestos para jóvenes. También se permitirá la doble militancia, algo clave para integrar a figuras de partidos aliados como los Comunes. En el ámbito territorial, la organización reconoce las diferencias entre regiones y la importancia de coordinarse con fuerzas ya establecidas, como Más Madrid, Compromís y Més.
En comunidades como Galicia y Euskadi, Sumar se ha constituido de forma autónoma, aunque en Cataluña reconoce a los Comunes como la fuerza de referencia, descartando un despliegue propio. Este enfoque busca evitar tensiones con aliados tradicionales, aunque sigue siendo un punto de fricción con Izquierda Unida, que defiende un modelo federal más homogéneo.
De la protesta a la institucionalidad
El nuevo rumbo de Sumar marca una ruptura con el espíritu combativo del primer Podemos y el “asalto a los cielos”. Según su ponencia política, el contexto social ha cambiado y las preocupaciones actuales de la ciudadanía exigen una estrategia más institucional y orientada a la gestión pública.
“El ciclo político iniciado hace 15 años ha llegado a su fin. Es imprescindible asumir que lo que sirvió entonces ya no sirve”, afirma el documento, que enfatiza la necesidad de consolidar una fuerza institucional con experiencia y logros en la gestión pública.