El proyecto político de Sumar, encabezado por Yolanda Díaz, atraviesa su peor momento desde su fundación. En un 2024 lleno de crisis, el espacio a la izquierda del PSOE se ha visto golpeado por conflictos internos, resultados electorales desastrosos y la salida de figuras clave, lo que ha puesto en duda su viabilidad como fuerza política.
Aunque la dimisión de Íñigo Errejón tras ser señalado por acusaciones de acoso sexual marcó un punto de inflexión, el declive de Sumar comenzó mucho antes. La coalición no logró mantener la unidad que había mostrado en las elecciones generales de 2023, donde consiguió revalidar la coalición progresista con el PSOE. Los problemas se acentuaron en enero de 2024 con la salida de Podemos, que dejó a Sumar en una posición debilitada para enfrentar el ciclo electoral gallego, vasco, europeo y catalán.
El veto de Yolanda Díaz a figuras como Irene Montero y Pablo Echenique fue clave en el distanciamiento con Podemos. Díaz justificó estas decisiones por la impopularidad de Montero tras la polémica de la Ley del ‘solo sí es sí’, pero los desencuentros internos se intensificaron, dejando a la coalición fragmentada y sin una estrategia clara.
Fracaso electoral y dimisión de Díaz
El 2024 fue un año electoralmente devastador para Sumar. En Galicia no logró representación, en Euskadi pasó de seis escaños a uno, y en las elecciones europeas perdió fuerza frente a Podemos, que consiguió dos eurodiputados. Estos resultados llevaron a Díaz a anunciar su dimisión como coordinadora general de Sumar, alegando que prefería centrarse en su labor de Gobierno. Sin embargo, esta decisión dejó al espacio sin liderazgo claro, abriendo la puerta a una lucha interna por el control de la coalición.
La salida de Díaz también exacerbó las tensiones entre los partidos que integran Sumar. Izquierda Unida, Más Madrid y otras fuerzas menores criticaron la centralización del poder en Movimiento Sumar, el partido fundado por Díaz, y pidieron mayor representatividad en la dirección. Estas disputas han ralentizado la construcción de un frente amplio y han sembrado dudas sobre el futuro de la coalición.
Díaz, que aún mantiene un rol importante en el partido y en el Gobierno, se desmarca públicamente de Sumar, refiriéndose a él en tercera persona durante sus declaraciones. La organización, por su parte, ha intentado reestructurarse con una dirección interina de cuatro miembros y planea aprobar nuevos estatutos en una asamblea estatal en marzo. Este evento será clave para redefinir su liderazgo, que adoptará un modelo bicéfalo.
La coalición busca adaptarse tras el desgaste de la izquierda alternativa que emergió con el 15-M. Ahora, prioriza alianzas horizontales y la celebración de primarias, intentando superar vetos internos. Además, plantea una estrategia territorial que permita la coexistencia con fuerzas aliadas, como IU, Compromís y Más Madrid, evitando duplicar estructuras.
El golpe del caso Errejón
El escándalo protagonizado por Íñigo Errejón a finales de 2024 fue otro duro golpe para la credibilidad de Sumar. Las denuncias anónimas de acoso sexual contra el portavoz parlamentario, posteriormente confirmadas por él mismo, obligaron a su dimisión y generaron una crisis interna. Este caso no solo afectó la imagen de Sumar como defensora de los derechos de las mujeres, sino que también proporcionó munición a sus rivales políticos.
Aunque el impacto mediático del caso fue parcialmente eclipsado por otros acontecimientos como la DANA en Valencia, dentro de la coalición se reconoce que las consecuencias aún se sienten. La pérdida de Errejón dejó a Sumar sin uno de sus rostros más visibles y profundizó la sensación de descomposición interna.
El futuro incierto de la izquierda
Con Sumar debilitado, el PSOE enfrenta un panorama complicado. Fuentes socialistas reconocen que la división de la izquierda perjudica tanto a Sumar como al propio Gobierno de Pedro Sánchez, quien ahora se plantea absorber parte de los votos de la coalición. Sin embargo, existe el temor de que muchos votantes opten por la abstención, erosionando aún más el espacio progresista.
Por su parte, Podemos busca aprovechar la situación para recuperar protagonismo. Desde el partido liderado por Ione Belarra insisten en que es necesario reconstruir el espacio de la izquierda a la izquierda del PSOE, pero desde una posición dominante. Mientras tanto, Yolanda Díaz sigue participando en las decisiones de Sumar, aunque su papel como líder es cada vez más cuestionado.
A pesar de los esfuerzos, la coalición enfrenta el reto de recuperar la confianza del electorado y evitar su desangre político. Mientras tanto, Díaz centra su atención en su gestión como ministra de Trabajo, especialmente en la jornada laboral y el salario mínimo, en un intento de mantener relevancia política de cara a futuros comicios.