El conflicto entre Israel y Hamás ha tomado proporciones significativas desde el ataque inicial de Hamás, el cual mató a más de 1.400 personas en Israel. En represalia, Israel ha lanzado una serie de ataques aéreos y ofensivas militares contra la Franja de Gaza, dirigida por Hamás. Lo que comenzó como una respuesta a los ataques se ha transformado en una guerra a gran escala, con el ejército israelí logrando avances importantes, incluyendo la eliminación de líderes clave de Hamás y el retroceso de las posiciones de este grupo.
Sin embargo, la intensidad de la ofensiva israelí, y el impacto en la población civil de Gaza, ha generado críticas de la comunidad internacional. Estas críticas incluyen acusaciones de genocidio y limpieza étnica debido a las altas cifras de civiles muertos y el desplazamiento masivo de refugiados.
Internamente, en Israel, la situación también ha creado tensiones, con la población sufriendo el desgaste de la guerra y el descontento con el primer ministro Netanyahu. Se han producido manifestaciones y huelgas, exigiendo esfuerzos por negociar la liberación de rehenes a cambio de la liberación de prisioneros de Hamás. La situación en la región sigue siendo extremadamente compleja, tanto en el ámbito militar como en el político y humanitario.
El marketing de Hamás: la última baza para mantener posiciones de fuerza
Hamás está utilizando a los rehenes en una campaña de propaganda para presionar a Israel a aceptar sus demandas, tal como se muestra en una serie de videos con alta edición bajo el lema «Time is running out» (El tiempo se está acabando). En estos videos, Hamás exige un alto el fuego, advirtiendo que si Israel no cede, los rehenes que aparecen en los videos serán asesinados.
Abu Obeidah, portavoz de las Brigadas Al-Qassam de Hamás, afirmó que los guardias de los prisioneros han recibido nuevas instrucciones tras un incidente en Nuseirat. Asimismo, advirtió a Israel que su insistencia en liberar a los rehenes por la fuerza militar, en lugar de negociar un acuerdo, resultará en que los prisioneros serán devueltos «en mortajas». Con esto, Hamás busca aumentar la presión emocional sobre las familias de los rehenes y el gobierno israelí para que se realicen concesiones en sus términos.
La tensión en Israel ha aumentado tras la recuperación de los cuerpos de seis israelíes cautivos en un túnel en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza. Estas muertes desataron huelgas laborales y protestas en todo el país, mientras los manifestantes exigían al primer ministro Benjamin Netanyahu que llegue a un acuerdo de alto el fuego inmediato para liberar a los prisioneros restantes.
El descontento se ha intensificado debido a las nuevas exigencias del gabinete de Netanyahu en las negociaciones con Hamás, incluyendo su insistencia en mantener el control sobre el Corredor de Philadelphi, que delimita la frontera entre Gaza y Egipto, y el Corredor de Netzarim, en el centro de Gaza. Los manifestantes critican estas demandas, argumentando que están obstruyendo las conversaciones de alto el fuego y prolongando el conflicto, lo que aumenta la presión sobre el gobierno israelí para encontrar una solución rápida y salvar a los rehenes.
