Imagen: Centro penitenciario-Diario Córdoba
España, como muchos países de la Unión Europea, ha experimentado un gran aumento en la llegada de inmigrantes en los últimos años. Este fenómeno, que es en parte consecuencia de las crisis políticas, económicas y humanitarias que se producen en diversos puntos del planeta, ha generado un intenso debate en los países donde más se sufre, pues plantea problemas de integración y seguridad.
En ese sentido, en España, en los últimos meses la presión migratoria ha alcanzado un punto crítico y las imágenes de llegadas masivas a las costas del país no dejan de sucederse, lo que ha provocado que, como se ha reflejado en alguna encuesta del CIS, la inmigración sea la principal preocupación de los españoles.
Este contexto migratorio también se refleja en el sistema penitenciario español. Aunque, según reveló el Ministerio del Interior a finales de agosto, el número total de reclusos extranjeros ha disminuido en los últimos quince años, los datos del ministerio dirigido por Fernando Grande-Marlaska reflejan una realidad totalmente distinta de la que el Gobierno quiere mostrar. En ese sentido, desde 2020, la tendencia descendente se ha revertido y el número de presos extranjeros ha crecido significativamente en comparación con la población reclusa de origen español.
Según cifras del Portal de Transparencia, los extranjeros representan el 31,4% de la población reclusa en España, lo que triplica su presencia en el conjunto de la población empadronada en el país, que alcanza el 12,7%. Este dato pone de relieve una disparidad considerable entre los residentes extranjeros en libertad y los que se encuentran presos. Mientras que uno de cada mil españoles está en prisión, entre los extranjeros esta cifra se eleva a tres.
También es mucho más rápido en los extranjeros el crecimiento en términos absolutos, pues el número de presos de origen extranjero han aumentado en 2617, más del doble que el incremento de presos españoles en el mismo periodo. Este desequilibrio se agrava por las diferencias regionales. En Cataluña, por ejemplo, la mitad de los reclusos son extranjeros, mientras que en Madrid esta cifra alcanza el 42%, ambos datos muy por encima de su representación en la población total.
Los marroquíes, los extranjeros con más presencia en nuestras cárceles
El colectivo extranjero con mayor presencia en las cárceles españolas es el de los ciudadanos de origen marroquí. Con 5.471 reclusos, los marroquíes representan el 29,5% de la población penitenciaria extranjera, un porcentaje notablemente superior a su proporción en la población total empadronada, que apenas alcanza el 1,9%.
Esto significa que uno de cada tres presos extranjeros en España es de origen marroquí, lo que refleja una realidad evidente, y es la de un choque cultural al que las autoridades deben enfrentarse urgentemente.