La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, afirmó durante la jornada organizada por Enerclub “Balance energético 2023 y Perspectiva 2024” que se ha producido una “aceleración” en la transición energética en 2023. Destacó que la cuota final de energía procedente de fuentes renovables alcanzó el 23,8% el año pasado, señalando el potencial “espectacular” de España en este ámbito.
Medidas pendientes
Sin embargo, el Gobierno aún tiene asuntos pendientes por abordar, como la aprobación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y los mecanismos de capacidad, así como la elaboración de un plan para el almacenamiento de energía y el impulso del vehículo eléctrico, entre otros.
Los datos contradicen las cifras del Gobierno
A pesar del optimismo gubernamental, las cifras muestran una realidad diferente. Según la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), el grado de electrificación de la economía española a mitad del año pasado se situaba por debajo de los niveles pre-pandémicos de 2019, con un índice de electrificación del 22,4%, frente al 25,6% en 2020.
Un asunto que también afecta a la calefacción
Este descenso no solo se refleja en el sector automotriz, sino también en otros sectores como el residencial. Según datos de Regulatory Assistance Projet (RAP), la demanda residencial de calefacción y refrigeración en España sigue siendo principalmente cubierta por gas, gasóleo y biomasa, con un escaso avance en la adopción de sistemas de calefacción eléctrica.
A pesar de los desafíos, el informe muestra que la mayoría de las nuevas instalaciones de calefacción continúan siendo de gas, lo que indica una necesidad de mayor impulso para la electrificación en este ámbito.
¿Qué es la “electrificación de la economía”?
La electrificación de la economía se refiere al proceso de transición de los sistemas de energía y transporte hacia el uso de la electricidad como fuente principal de energía. Esto implica la sustitución de tecnologías y procesos que dependen de combustibles fósiles por aquellos que funcionan con electricidad, aprovechando cada vez más las fuentes de energía renovable.
En el contexto del transporte, la electrificación implica el reemplazo de vehículos que utilizan motores de combustión interna por vehículos eléctricos, ya sean completamente eléctricos o híbridos enchufables. En cuanto a la energía, implica la expansión de la generación de electricidad a partir de fuentes renovables, como la solar, eólica, hidroeléctrica y otras tecnologías limpias, en lugar de depender en gran medida de los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.