Durante la tensa época de la Guerra Fría, la primacía de los ejércitos convencionales fue desplazada por el concepto del “equilibrio nuclear estratégico”. Se creía que el mundo estaría plagado de pequeños conflictos, mientras que las principales potencias mantendrían una especie de estabilidad “pacífica” basada en el temor mutuo a las armas nucleares. Sin embargo, tras un periodo de relativa calma, la inestabilidad fue ganando terreno, especialmente con respecto a Moscú. En el presente, la OTAN ha fortalecido sus defensas en los países limítrofes con Rusia, y la Unión Europea ha iniciado un proceso de rearme que refleja el creciente temor inspirado por Vladimir Putin.
Un contexto prebélico
En esta coyuntura, países como Lituania, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Letonia, Austria, Grecia y Estonia han implementado algún tipo de servicio militar obligatorio. Recientemente, Dinamarca extendió este servicio también a las mujeres, siguiendo los pasos de Noruega y Suecia. Incluso naciones como Alemania o Francia están considerando la posibilidad de reintroducir la conscripción.
Defensa niega esta posibilidad
La Ministra de Defensa, Margarita Robles, ha negado rotundamente la posibilidad de reintroducir el servicio militar obligatorio en España, recordando que fue eliminado el 9 de marzo de 2001, durante el mandato de Aznar tras un acuerdo con Jordi Pujol. Aunque esta medida fue bien recibida en su momento, solo Felipe González proporcionó argumentos en contra de su eliminación.
Posible servicio militar en Alemania
En otros lugares de Europa, la situación es diferente. Por ejemplo, el ejército alemán ha tenido dificultades para reclutar nuevos soldados, con solo cerca de 19.000 incorporaciones el año pasado, de las cuales uno de cada diez era menor de edad. Ante este escenario, Alemania busca legislar el servicio obligatorio antes de 2025.
La opinión pública dicta sentencia
Aunque en España se ha olvidado en gran medida la experiencia de la ‘mili’, en otros países como Finlandia se ha convertido en un motivo de orgullo nacional. En Helsinki, por ejemplo, muchas personas, incluidas mujeres, se alistan voluntariamente. Sin embargo, aquí, la opinión pública parece distante de esta idea, especialmente porque la amenaza percibida de Rusia está lejos de ser una preocupación inminente. Aunque la opinión pública española valora la importancia de tener un ejército, no está preparada para enfrentar la posibilidad de bajas militares en conflictos que no se perciben como nacionales, según Jordi Sauret, profesor de Análisis Electoral de la Universidad Abat Oliva CEU.