Los principales líderes y expertos médicos del mundo se reunieron esta semana en la primera edición del Brunel First Annual Health Economics and Policy Forum. Organizado por las universidades de Oxford y Brunel, el foro buscó intercambiar conocimientos y estrategias innovadoras para abordar las necesidades actuales de salud pública.
Entre las conclusiones más destacadas del simposio, los científicos subrayaron que las prohibiciones no son el método más eficaz para lograr resultados significativos en salud pública. En su lugar, propusieron una estrategia política innovadora y adaptada a la realidad del consumidor, que incluya incentivar la transición de productos de alto riesgo a productos de riesgo reducido. Esta recomendación se basará en estudios que serán publicados próximamente en la revista Discover Social Science and Health.
La catedrática en Economía de la Salud de la Universidad de Oxford, Catia Nicodemo, destacó la necesidad de aplicar una fiscalidad basada en los daños. «Gravar productos en proporción a sus riesgos ayudaría a las personas a pasar a opciones más seguras», señaló Nicodemo. Ella argumentó que los llamados «impuestos al pecado» (sin taxes), aunque cambian el precio de los productos, no alteran la mentalidad de los consumidores y afectan principalmente a los hogares con ingresos más bajos, reduciendo la igualdad.
Las alternativas a los impuestos al pecado incluyen campañas de concienciación y el uso de productos menos nocivos. «Utilizar productos de menor riesgo y gravarlos de forma amigable en comparación con los productos más perjudiciales, incentivará a los consumidores a optar por opciones más seguras», explicó Nicodemo. Cuanto mayor sea la diferencia impositiva entre los cigarrillos tradicionales y las alternativas menos nocivas, mayor será el incentivo financiero para que los fumadores cambien, mejorando sus perspectivas de salud.
Este simposio ocurre en un momento fundamental para el sector en España, donde el Gobierno ha aprobado el Plan Integral de Prevención y Control de Tabaquismo (PIT) 2024-2027. Este plan busca equiparar la regulación del cigarrillo electrónico y otros nuevos productos de tabaco a la del tabaco convencional. El objetivo es abordar las nuevas formas de consumo de nicotina, como los cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado, debido a la mayor concienciación sobre los riesgos del tabaco tradicional.
Francesco Moscone, catedrático de economía de la Universidad de Brunel, presentó estudios sobre el impacto económico de la transición al vapeo. Si el 50% de los fumadores en Inglaterra se pasara al vapeo, el NHS podría ahorrar más de 500 millones de libras (583 millones de euros) al año. En Italia, animar a los ciudadanos a cambiar al tabaco calentado o vapers y a practicar hábitos más saludables podría ahorrar más de mil millones de euros anuales al sistema sanitario.
Reducción de enfermedades no transmisibles
La catedrática de Medicina Preventiva de la Universidad Nacional de Seúl, Aesun Shin, y el Dr. Joan Madia de la Universidad de Oxford, destacaron que el 31% de las enfermedades no transmisibles (ENT) podrían evitarse si los fumadores cambiaran a alternativas menos nocivas. Además, el 57% de las ENT podrían prevenirse si los consumidores de alcohol optaran por bebidas con menor graduación alcohólica.
Los expertos coincidieron en que prohibir el consumo de tabaco y alcohol no es una solución razonable debido a su arraigo en la vida social. En su lugar, abogaron por educar a la sociedad para tomar decisiones más informadas y elegir opciones menos nocivas. La Dra. Zafira Kastrinaki, del Consejo de Economía del Ministerio de Economía y Hacienda de Grecia, insistió en que una política fiscal adecuada debe gravar más los productos más perjudiciales para incentivar comportamientos más saludables.
