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En junio de 2024, Arabia Saudí decidió no renovar el acuerdo de petrodólares con Estados Unidos. Esta decisión se puede atribuir a varios factores y motivaciones. Entre ellos, destaca la creciente influencia de China y los BRICS en el ámbito económico global. Arabia Saudí podría estar buscando diversificar sus asociaciones estratégicas y explorar nuevas oportunidades de inversión con China, lo que podría implicar la adopción de nuevos sistemas de transacción económica.
El cambio en la dinámica global, con una mayor presencia de China y otros países emergentes, podría haber influido en la decisión de Arabia Saudí de reevaluar sus relaciones económicas con Estados Unidos y considerar nuevas alianzas que se alineen mejor con sus objetivos estratégicos a largo plazo.
Un duro golpe para el dólar
El 9 de junio de 2024, los BRICS anunciaron la ruptura del histórico acuerdo entre Estados Unidos y Arabia Saudí, un pacto que había sostenido el sistema de petrodólares durante 50 años. Este acuerdo, firmado en 1974, establecía que la venta de petróleo se realizaría exclusivamente en dólares estadounidenses, lo que consolidaba al dólar como la principal divisa de reserva mundial. La decisión de Arabia Saudí de no renovar el acuerdo le permite ahora vender su petróleo y otros productos en otras divisas, como el yuan chino, el euro y el yen.
Este cambio marca un hito en las relaciones económicas globales y podría transformar significativamente la geopolítica internacional. Si más países siguen el ejemplo de Arabia Saudí y diversifican sus transacciones económicas, la hegemonía del dólar podría verse amenazada. Esta acción refleja un deseo de independencia económica y un creciente descontento con la política estadounidense en Oriente Próximo, abriendo la puerta a nuevas alianzas geoestratégicas, especialmente con China.
El contenido del acuerdo de los petrodólares
El convenio de los petrodólares se estableció en 1974, cuando Estados Unidos y Arabia Saudí acordaron que el petróleo saudí se vendería exclusivamente en dólares estadounidenses. A cambio, EE.UU. garantizaba la seguridad de Arabia Saudí, proporcionando armamento y apoyo logístico militar. Este acuerdo surgió en un contexto de crisis energética tras el embargo petrolero de 1973, que provocó un drástico aumento en los precios del crudo y una recesión global. William Simon, en ese momento secretario del Tesoro de EE.UU., fue el artífice de este pacto que consolidó la demanda global de dólares y permitió a EE.UU. financiar su déficit mediante inversiones saudíes en bonos del Tesoro.
Este sistema triangular de petróleo, dólares y deuda fortaleció la hegemonía política, económica y militar de EE.UU. Sin embargo, en las últimas décadas, la relación entre ambos países comenzó a deteriorarse. La creciente influencia de China, las sanciones occidentales a varios países productores de petróleo y la búsqueda de independencia económica por parte de Arabia Saudí debilitaron este acuerdo. La decisión de no renovarlo marca el fin de una era y le permite a Arabia Saudí diversificar sus transacciones y reducir su dependencia del dólar estadounidense.
La llegada de los petroyuanes
Si Arabia Saudita procede a vender petróleo a China en yuanes, se daría un paso crucial hacia el establecimiento de los petroyuanes. Esta medida supondría el impulso necesario para el uso del yuan en el comercio internacional fortaleciendo la posición de China como potencia económica global. La adopción del yuan para las transacciones petroleras reduciría la hegemonía del dólar y podría inspirar a otros países a seguir el mismo camino, lo que diversifica el sistema financiero mundial.
El nuevo sistema de petroyuanes, respaldado potencialmente por reservas de oro, permitiría a China promover la internacionalización del renminbi sin necesidad de plena convertibilidad. Este cambio también debilitaría el sistema SWIFT, dominado por el dólar, en favor del sistema chino de pagos CIPS. La colaboración entre China, Rusia y otros países en esta dirección podría aumentar, especialmente tras las sanciones occidentales al país ruso que han llevado a un mayor uso del yuan en el comercio de petróleo. Si esta tendencia continúa, el yuan podría alcanzar un volumen significativo en el mercado internacional y desafiando el estatus del dólar como moneda de reserva.
Relegación del dólar
El fin del sistema de petrodólares tiene varias consecuencias de gran alcance. Primero, podría debilitaría al dólar estadounidense al reducir su demanda global, lo que afectaría su valor y por ello se encarecerían las importaciones para EE.UU. En segundo lugar, aumentaría la influencia económica de China, al promoviéndose el uso del yuan en transacciones internacionales de petróleo. Además, este cambio podría llevar a que los mercados de divisas sufran mayor volatilidad y hayan nuevas divisas de reserva.
La decisión de Arabia Saudita también refleja un descontento creciente con la política estadounidense. Este movimiento podría alentar a otros países productores de petróleo a seguir el ejemplo saudí, desdolarización de la economía mundial promovida por China y Rusia. Aunque no se espera que esto signifique el fin del dominio del dólar de inmediato, sí contribuye a su debilitamiento y a un cambio en la dinámica de la geopolítica global.
Los petrodólares representan los ingresos generados por la venta de petróleo en dólares estadounidenses. Este sistema aseguraba una demanda estable del dólar. Los países exportadores de petróleo, al recibir pagos en dólares, invertían estos ingresos en bonos del Tesoro estadounidense y proporcionaba una fuente constante de financiamiento para el déficit de EE.UU. A cambio, estos países recibían apoyo militar y económico.