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13 Jul 2025
13 Jul 2025
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El espejismo solar, cómo el exceso de fotovoltaica amenaza la estabilidad energética en Europa

Un apagón masivo en la Península Ibérica reabre el debate sobre los riesgos del exceso de energía solar. Alemania, en plena expansión fotovoltaica, se enfrenta a precios negativos, apagones y costes millonarios por desajustes estructurales del sistema
Parque eólico y solar

El pasado 28 de abril, la actividad en España y Portugal quedó casi paralizada: infraestructuras clave como aeropuertos, trenes o tranvías cesaron repentinamente su funcionamiento a partir de las 12:33. La vida cotidiana se vio severamente alterada, con una interrupción energética que, dependiendo de la región, se prolongó durante más de medio día. Las consecuencias económicas superaron varios miles de millones de euros, dejando en evidencia hasta qué punto la sociedad actual depende del suministro eléctrico. Aunque aún no se han determinado las causas con precisión, los investigadores evalúan si un exceso de energía solar desempeñó un papel en el colapso.

La inquietud sobre este fenómeno no es exclusiva del sur de Europa. En Alemania, la rápida expansión de la energía fotovoltaica ,que ya ha superado los 100 gigavatios de capacidad instalada, está generando serias advertencias por parte de expertos del sector eléctrico. Estos advierten que durante días festivos con baja demanda y alta insolación, como Pentecostés, podrían producirse apagones programados. Estos cortes deliberados, diseñados para evitar fallos sistémicos incontrolados, son síntomas de un sistema que comienza a mostrar fisuras. A pesar de estos riesgos, Berlín mantiene su meta de duplicar su capacidad fotovoltaica hasta 215 GW para 2030, una cifra que suscita serias dudas desde el punto de vista económico y técnico.

El creciente desajuste entre la producción y la demanda genera distorsiones severas en el mercado eléctrico. La escasez de sistemas de almacenamiento obliga a reducir drásticamente los precios para crear incentivos de consumo. Esto ha derivado en fenómenos anómalos como los precios negativos, donde los consumidores, especialmente del extranjero, no solo reciben energía sin coste, sino que incluso se les paga por absorber el excedente. En un caso extremo, el 14 de julio de 2024, los precios se mantuvieron por debajo de cero durante ocho horas consecutivas, alcanzando un subsidio de hasta 7,4 céntimos por kilovatio hora, como relató Justus Haucap, expresidente de la Comisión de Monopolios.

Este tipo de situaciones refleja un despilfarro de dimensiones multimillonarias. El aumento de la capacidad solar, que fue de 15,4 GW en 2023 y 16,7 GW en 2024, ha disparado el número de horas con precios negativos de 301 a 457. Las horas con tarifa cero también aumentaron significativamente, de 24 a 62. Durante estos períodos, se regala electricidad de todo tipo solar, eólica, incluso de carbón y sin criterio alguno de eficiencia.

El problema de fondo reside en los incentivos perversos del sistema: los productores solares siguen recibiendo compensación económica aunque la red esté saturada y la energía no sea necesaria. Este desacoplamiento entre oferta y demanda genera inestabilidad y, en casos extremos, puede desencadenar apagones. El economista David Stadelmann calificó en la prensa esta práctica como un “absurdo económico que erosiona la prosperidad”.

El desequilibrio ya se hizo visible en marzo, cuando la sobrecapacidad solar provocó un desplome de los precios a niveles insostenibles. En este contexto, algunos expertos proponen una moratoria temporal en la instalación de nuevas plantas fotovoltaicas, al menos hasta que la expansión de las redes eléctricas y el almacenamiento eléctrico alcancen un nivel acorde a la producción. La demanda eléctrica tampoco está creciendo al ritmo proyectado, lo que agrava el desfase estructural.

Aun así, el problema más profundo no reside solo en los desequilibrios actuales, sino en la naturaleza intermitente de la energía solar. Por mucha capacidad instalada que se alcance 100, 215 o incluso más gigavatios, la fotovoltaica no genera electricidad durante la noche y su producción puede ser mínima durante semanas en invierno. La energía eólica, por su parte, tampoco garantiza continuidad. Por tanto, es imprescindible contar con centrales de respaldo convencionales, cuya rentabilidad está en entredicho debido a sus escasos tiempos de operación.

Ante esta situación, el nuevo gobierno alemán prevé construir 50 nuevas centrales de gas natural, cuyo coste de construcción y mantenimiento será sufragado por los ciudadanos. Estos gastos adicionales del sistema, en parte provocados por la energía solar, ponen en duda la sostenibilidad económica del objetivo de 215 GW, a pesar de la bajada en los costes unitarios de generación fotovoltaica. Alcanzar un 80% de electricidad renovable en el mix energético para 2030 sigue siendo posible, pero ello exige revisar críticamente las cifras absolutas de capacidad instalada y priorizar tecnologías menos disruptivas para la red.

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