«Las principales empresas del sector no ven rentabilidad en esta iniciativa»
El último servicio de trenes nocturnos en España fue suspendido en el año 2020 a causa de la pandemia. Esta última línea unía Galicia con la ciudad de Barcelona a través de un tren directo durante la madrugada.
El país llegó a contar con 14 líneas activas, que conectaban las principales ciudades del país y hasta Portugal, aunque durante los últimos años fueron paulatinamente suspendidas por la poca rentabilidad del servicio.
El gobierno del país, a través del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible insiste en que los trenes nocturnos no se consideran obligación de servicio público, sino que se trata de un servicio comercial, que debe operar con criterios de rentabilidad, según explicó el ministro Óscar Puente ante la Comisión correspondiente del Congreso cuando presentó las líneas generales del departamento.
Y es que las principales empresas de transportes, tanto Renfe como las francesas Ouigo e Iryo, han descartado la posibilidad de volver a reactivarlas. De acuerdo con estas organizaciones, estos servicios sólo serían rentables en caso de contar con el apoyo del estado. Más concretamente, se afirma que solo seria posible establecer esta líneas bajo el marco de «una amplia subvención» que permitiera acometer los grandes gastos logísticos así como el poco tráfico de viajeros.
Esto contrasta con las peticiones de la Unión Europea, así como una serie de subvenciones que se están repartiendo en la actualidad, en favor de establecer líneas de trenes constantes que conecten a los países de la Unión de una forma más efectiva. Aun así, la Comisión Europea determina que esta iniciativa, si bien necesaria, debe ser rentable y guiarse bajo criterios económicos también.
Quejas desde Sumar y el BNG
Desde Sumar y el Bloque Nacionalista Gallego se ha pedido al Gobierno que se planteé la recuperación de estas líneas en nombre del acceso de la población al transporte. De acuerdo con estas formaciones políticas, el transporte no debería guiarse de acuerdo a criterios económicos, sino de utilidad social. Así, plantean que los trenes son «un derecho ciudadano» que no puede verse atrapado en lógicas mercantiles y de rentabilidad.
De la misma manera, Mar González, representante de Verdes Equo, formación ecologista amparada en la marca Sumar, reclama la necesidad de aumentar la oferta de este tipo de transporte público para acabar con las líneas aéreas de corta distancia para reducir el impacto medioambiental.