Castilla La Mancha es de las comunidades autónomas en las que la tauromaquia es uno de sus principales pilares. La crianza y lidia del toro bravo no solo son manifestaciones culturales profundamente arraigadas, sino que también representan un motor económico y social vital para la región.
La cría del toro de lidia es una actividad económica sustancial en Castilla-La Mancha, generando empleo y dinamizando la economía rural. Las ganaderías de toros bravos no solo proporcionan empleo directo a ganaderos, veterinarios y trabajadores agrícolas, sino también a una red más amplia de trabajadores asociados a la industria taurina, como son organizadores de eventos, artesanos y comerciantes locales. Por este motivo, la crianza del toro de lidia contribuye de manera significativa a la economía de las ganaderías y fortalece la economía regional. Y es que de acuerdo con los datos oficiales, la actividad genera casi 400 millones de euros al año y mantiene a más de 10.000 personas.
Por otro lado, las corridas de toros atraen a turistas nacionales e internacionales a Castilla-La Mancha cada año. Estos eventos no solo son una importante fuente de ingresos por la venta de entradas, sino que también impulsan sectores como la hostelería, la restauración y el comercio local. Además, las ferias taurinas se convierten en momentos de alta actividad económica, ya que movilizan a miles de visitantes que contribuyen al dinamismo económico de los pueblos y ciudades.
Evolución de festejos/ ANOET
La presencia de toros de lidia ayuda a mantener el equilibrio ecológico de estas áreas, promoviendo la biodiversidad y contribuyendo a la conservación del paisaje natural. Este manejo sostenible tiene un valor económico indirecto, ya que las dehesas bien conservadas favorecen actividades complementarias como el ecoturismo, que atrae a visitantes interesados en el entorno natural y en las prácticas de ganadería tradicional.
A pesar de su impacto positivo, la tauromaquia ha viviendo una creciente oposición por parte de diferentes partidos políticos que quieren acabar con esta tradición y por ende, con el impacto económico que genera en las comunidades autónomas que tienen este sector como una fuente importante de ingresos. Así, hay que destacar la última polémica que está viviendo este sector desde que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha declarado que va a eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia. Pero desde el PSOE no todos los políticos han mostrado su apoyo a esta decisión.
Han tenido 197 festejos más que en 2019
El presidente de Castilla-La Mancha, Emilio García-Page, se ha desmarcado de esta decisión de Urtasun y a las pocas horas declaró que desde su comunidad autónoma tenía previsto crear un galardón a la tauromaquia y así lo anunció a través de su cuenta personal de “X”: “Quiero anunciar que vamos a contactar con el sector taurino para crear desde CLM unos Premios de Tauromaquia”. Unos premios que ya estarían en marcha y que se habría comenzado a definir los requisitos para optar a ellos.
La Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) presenta su informe estadístico de la Temporada 2022, un profundo estudio de los festejos celebrados que arroja datos interesantes y hasta optimistas al observarse un incremento del 14% en relación a la temporada 2019, la última que se celebró completa antes de la pandemia.
En términos absolutos se han celebrado 197 festejos más que en 2019, habiendo crecido un 25% el número de corridas y novilladas picadas, un 22% las novilladas in picadores y un 9% los festejos de rejones. En total se celebraron 1.622 festejos en plaza, una cantidad que no se alcanzaba desde la temporada de 2015. Un crecimiento que además se ve reflejado en el gasto que se realiza en los comercios de los pueblos en los que tienen lugar estos festejos y que suponen un aumento del PIB de la propia comunidad autónoma.