Ignacio Escolar, director de elDiario.es, comparte en su Twitter un artículo en el que se tilda de ultraderechistas personajes como Juan Ramón Rallo o Miguel Anxo Bastos, y señala directamente al Instituto Juan de Mariana como precursor de estas ideas.
La siguiente provocación de Milei: viaje a España sin agenda institucional para recoger un premio de una asociación ultrahttps://t.co/zu59wdkvGb
— Ignacio Escolar (@iescolar) June 19, 2024
Con motivo de la visita de Javier Milei al Instituto Juan de Mariana para recibir el premio de su mismo nombre, Ignacio Escolar compartía el siguiente tuit: “La siguiente provocación de Milei: viaje a España sin agenda institucional para recoger un premio de una asociación ultra”.
Parece que un reconocimiento académico puede ser tildado de provocación si no se está de acuerdo con las ideas del premiado. No nos equivoquemos, esto va de ideas. Ignacio y aquellos que hablan en su nombre no considerarían provocación alguna si dicho reconocimiento estuviera bajo su visión de lo moralmente correcto. Porque qué bonita es la sana rebeldía en determinadas ocasiones, y qué peligrosa es la crispación de aquellos que acuden a recibir un premio académico en un país vecino, y amigo. Me pregunto si, en caso de un escrache, se consideraría un acto de “jarabe democrático”, o por el contrario sería un caso de acoso directo, como el trato que se describió en su periódico los pasados 27 y 28 de mayo en favor de Pablo Iglesias e Irene Montero en el juicio que tuvo lugar por aquel entonces.
El Instituto Juan de Mariana, para quienes no lo conozcan, es un think tank dedicado al desarrollo de ideas liberales desde un marco académico y nunca bajo una atmósfera fanática. Muchos de los lectores no estarán familiarizados con él. Basta con visitar su web, ver cualquiera de sus actividades o conocer a las personas que hablan en su nombre para comprender su enfoque. Las últimas entradas en su blog, a día 20/06/2024, son las siguientes: “Historia de Aragón (V): Sancho Ramírez”, “La revolución conservadora de Margaret Thatcher” y “Dos críticas relevantes al positivismo jurídico: Lon L. Fuller y Friedrich A. Hayek”.
Puede que te gusten o no estas ideas, pero es difícil ver un entorno fanatizado y extremo en textos como estos. Pocos lugares que promueven la lectura y el conocimiento producen personas fanatizadas. Los libros, más bien, generan personas plurales y con pensamiento crítico, y, por qué no decirlo, personas interesantes. Insisto, independientemente de que te gusten o no sus ideas. No debemos, bajo ningún concepto, sentirnos poseedores de una verdad absoluta que trasciende a nosotros. No somos custodios de ideas reveladas. No debemos creernos dueños de ideas categóricas basadas en una moral que no puede ser defendida más allá de varias interpretaciones.
Ignacio Escolar sabe perfectamente que las palabras que utiliza en su cuenta de X generarán crispación, pero prefiere priorizar las ganancias económicas obtenidas a través del odio. Una persona no llega a ser director de un periódico como el suyo sin comprender el poder monetario del descontento y el uso del doblepiensa, un fenómeno que ocurre cuando la comunicación se ajusta a los deseos del poder político, permitiendo aceptar simultáneamente dos creencias contradictorias como verdaderas. Y aunque respeto (que no comparto) su postura, no debe confundirse si piensa que está protegiendo a alguien. Él es a quien debemos tener precaución, independientemente de si compartimos sus ideales o no. Esa actitud solo genera rechazo hacia quienes piensan diferente y nunca podrá ser la base de una democracia sostenible en el tiempo.