Gladiator es una de las películas más bellas y mejor construidas de la historia, lo que realizó Ridley Scott hace ya 24 años quedará siempre en los anales de la historia del cine. Hace unos días se estrenó la secuela de la primera Gladiator, también dirigida por Scott, Ridley, que ha dirigido alguna de mis películas favoritas, desde Alien a Blade Runner, auténticas obras maestras, pero también ha producido cosas muy decepcionantes, como pudo ser Napoleón.
Es probable que no fuera necesario una segunda película de Gladiator, el final era perfecto, pero la imaginación y las ideas frescas en el cine actual son realmente escasas. Cada vez vemos más “remakes” de antiguas películas que fueron auténticos éxitos, signo de que el cine de antes era mejor. Y la primera Gladiator, tengo que decirlo, era superior a la de 2024, pero eso no quita que esta nueva versión me parezca una magnífica película. Y digo versión porque es así como la veo, no como una secuela que continua la película anterior, sino como un Gladiator adaptado al siglo XXI. El guion, la trama y la puesta en escena es prácticamente calcado a la primera, y por eso me ha gustado tanto.
Algo que me gustó mucho cuando acudí a la sala de cine el fin de semana es que estaba abarrotada, no quedaba un asiento libre, y eso me satisface mucho. Se está perdiendo la costumbre de ir a las salas de cine, y no debemos dejarlo, la experiencia de la gran pantalla marca etapas de nuestras vidas, y debemos dejar que continúe.
Volviendo a la película, me parece que los actores están fantásticos, Paul Mescal, Pedro Pascal, la inmortal Connie Nielsen…Pero hay uno que ha sido el verdadero protagonista, Denzel Washington ha hecho lo que ha querido con su papel, nos ha brindado una auténtica lección de cine. En ciertos momentos daba la sensación de que su personaje, Macrinus, era más protagonista que Lucius. Su puesta en escena, sus gestos, sus miradas… absolutamente impresionante. Cualquier cosa que no sea darle el Óscar a mejor actor de reparto me parecerá un fraude.
Los efectos visuales son realmente impresionantes, no suelo ser muy fan de las películas tan artificiales, pero la primera batalla de la película es una exhibición propia de los mejores años de Hollywood. De nuevo, el gran problema de Gladiator II es que existe Gladiator I, la secuela no tiene la épica de la primera, pero es que hay muy pocas películas en la historia que hayan podido alcanzar esa cota. Los momentos en los que se me saltaron las lágrimas fueron cuando aparecía la banda sonora de Hans Zimmer, aquello sí que fue de otro mundo. Esta película ha conseguido recoger aquellos detalles que hacían tan especial a Gladiator.
¿Fallos históricos? Sí, muchos, pero no me importa, y lo dice un historiador. Las películas son ficción, no son documentales verídicos. Hay algunos muy graciosos, como que los niños romanos jueguen una pachanga de futbol, pero otros sí que son un poco más graves, como que confundan a griegos con troyanos y que los edificios y estatuas de Roma estén sin policromar. Pero, de nuevo, la película se puede disfrutar perfectamente sin atender a estos detalles. Además, no podemos negar que es impresionante ver a un gladiador a lomos de un rinoceronte.
En definitiva, una gran película, peor que la primera, como era de esperar, pero una digna secuela que ha conseguido llenar salas de cine y hacernos recordar aquellos momentos tan bellos de hace ya más de 20 años.