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14 Dic 2024
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La banda del puño y la rosa

Con su sonrisa de vendedor de aspiradoras y su habilidad para esquivar balas políticas, maneja una red que hace palidecer a la Cosa Nostra

Si algún guionista de series de mafiosos necesitara inspiración, solo tendría que pasarse por las oficinas de Ferraz. Desde fuera, parecen un partido político; desde dentro, son una máquina perfectamente orquestada para mantener el poder y saquear con estilo. Son como «Los Soprano», pero sin los trajes italianos. Aquí no hay «gabagool», pero sí comisiones, contratos amañados, oro y un Falcon que hace más viajes que cualquier narcojet.

Pedro Sánchez es el Tony Soprano de hacendado de esta trama. Con su sonrisa de vendedor de aspiradoras y su habilidad para esquivar balas políticas, maneja una red que hace palidecer a la Cosa Nostra. No importa cuántos escándalos salgan a la luz, su trono está asegurado porque, al igual que Tony, ha perfeccionado el arte del “divide y vencerás”. Pactos con independentistas, guiños a Bildu, sobornos encubiertos con subvenciones… Todo vale mientras el capo siga mandando.

Cada miembro de esta «famiglia» tiene un rol claro. Están los soldados, esos diputados que obedecen sin rechistar y aprueban leyes como si fueran contratos de protección. Luego están los «consiglieri«, los asesores que no asesoran, sino que preparan el terreno para el siguiente golpe. ¿Y los «caporegime«? Ministros y barones autonómicos que gestionan su territorio con una mezcla de populismo caciquil.

La financiación, por supuesto, es un arte. No trafican con drogas, pero sus «productos» no son menos lucrativos. Durante la pandemia, en lugar de contrabandear tabaco, colocaron mascarillas y respiradores a precios inflados. ¿Quién necesita un cargamento de heroína cuando puedes firmar contratos millonarios con empresas amigas? Y si alguien pregunta, siempre está el clásico: «Es por el bien común».

¿Recuerdan cuando Tony Soprano resolvía problemas «personalmente»? Pedro no se mancha las manos; para eso tiene un ejército de «lugartenientes». Ahí están los sindicatos, listos para salir al escenario cuando hay que distraer al público con un «huelgazo». Si hay que «deshacerse» de alguien, no hace falta mandar a Silvio Dante con una pala y un coche viejo. Aquí se utiliza la técnica del descrédito público. ¿Un juez investiga demasiado? Filtraciones en prensa. ¿Un político crítico amenaza con hablar? Reubicación estratégica en un destino bien lejos del foco mediático. Al final, el mensaje es claro: el que no esté con la familia, está contra ella.

El reparto de «favores» es digno de una novela negra. Desde contratos para empresas hasta indultos «por motivos humanitarios». ¿Necesitas una licitación para una obra pública? Seguro que eres primo de alguien en Ferraz. ¿Un puesto en el Consejo de Administración? Bienvenido al club, pero no olvides a quién le debes el favor.

Si los Soprano tenían su lavandería para blanquear dinero, el PSOE tiene sus presupuestos generales. Ahí caben partidas tan opacas que ni el mejor contable podría seguirles la pista. La «familia» siempre cobra, y tú eres el cliente cautivo, pagándoles con tus impuestos mientras ellos fingen estar de tu lado.

Y luego está la joya de la corona: los medios de comunicación. Si en «The Wire» los criminales compraban silencio con billetes y amenazas, aquí todo se resuelve con subvenciones y cargos en RTVE. Si la prensa se pone incómoda, los medios públicos y subvencionados reciben una llamada. El PSOE no necesita que todos los medios sean suyos, solo que los más importantes tengan miedo de no recibir la próxima partida presupuestaria. Y si eso no es suficiente, siempre se puede recurrir a la distracción. ¿Qué tal un documental sobre Franco cada vez que las encuestas bajan? El cadáver de Franco ha sido exhumado tantas veces en titulares que parece que tenga un contrato fijo como actor de reparto.

En definitiva, más que un partido político, esto es un sindicato del crimen sin disimulo. Al menos en «Los Soprano» había un cierto código de honor, una jerarquía respetada y hasta un sentido del humor macabro. Aquí todo es gris, cínico y, lo más aterrador, perfectamente aceptado por buena parte de la población. Porque la esta famiglia siempre cuida de los suyos… mientras saquea al resto.

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