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6 Oct 2024
6 Oct 2024
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La competencia es la solución no el problema

EL Ministro de Transportes, Óscar Puente, ataca la libre competencia. La cuál es necesaria para poteciar el transporte por ferrocarril.
Intervención de Óscar Puente en el Congreso de los Diputados

Para una cosa que hace bien el Gobierno y se lo quieren cargar a las primeras de cambio. España se ha convertido en un ejemplo de liberalización ferroviaria a nivel europeo desde que, en 2021, dio entrada a nuevos operadores para competir con Renfe. La llegada de Ouigo, Iryo y Avlo -la low cost de Renfe- ha permitido mejorar el servicio, al tiempo que se han reducido de forma sustancial los precios de los billetes, beneficiando con ello al conjunto de la población, que, hoy por hoy, disfruta de más y mejores viajes en tren a menor precio gracias a la competencia.

La libre competencia ha sido el factor que ha potenciado el tren de alta velocidad

Sin embargo, lo que a todas luces debería ser percibido como algo positivo resulta que, ahora, es tachado de inaceptable por el mismo Ejecutivo de Sánchez. El ministro de Transportes, Óscar Puente, le ha declarado la guerra a estas nuevas operadoras, y, en especial, a Ouigo por su política de precios bajos. Tanto es así que amenaza con denunciar a esta empresa pública francesa ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) por “dumping” o “competencia desleal”, una práctica que consiste en reducir precios por debajo de coste para expulsar al resto de compañías y, de este modo, quedarse con la mayoría del mercado.

Según Puente, esta estrategia de venta a pérdida explicaría los números rojos que presenta Renfe en la actualidad, dado que obliga al resto a tirar los precios para mantener su cuota de clientes. Pero reducir o dar marcha atrás a la liberalización sería un grave error por varios motivos. En primer lugar, porque el precio de los trayectos de se ha reducido a la mitad. El billete de AVE entre Madrid y Barcelona costaba una media de 81 euros en 2019, bajo el régimen de monopolio, mientras que en 2023 se situó en 40 euros.

Y esto, precisamente, ha permitido aumentar el volumen de pasajeros, dado que viajar en tren de alta velocidad se ha hecho mucho más accesible a los consumidores con menos recursos. En concreto, la línea Madrid-Barcelona contó el pasado año con un 65% más de usuarios que en 2019. Es decir, la competencia ha abaratado los viajes para todos, pero, sobre todo, para las rentas más bajas.

Una manera de potenciar el cuidado del medio ambiente e innovar para las compañía públicas

Además, tal y como destaca Funcas en un reciente artículo, el mayor uso ferroviario se hace a costa del transporte aéreo, contribuyendo positivamente al medio ambiente, puesto que las emisiones de CO2 por pasajero en un vuelo Madrid-Barcelona son casi diez veces más altas que en un trayecto de AVE. Y ello, sin olvidar, que la entrada de estas empresas también ha supuesto un incremento de ingresos por el cobro de cánones para Adif, el administrador estatal de infraestructuras ferroviarias, lo cual ayuda a amortizar las grandes inversiones realizadas en la construcción de las vías de alta velocidad.

En cuanto a las pérdidas de Renfe, sí, es cierto que la competencia puede impactar negativamente en la cuenta de resultados de la empresa estatal, pero sólo a corto plazo. Renfe sigue siendo el líder indiscutible del sector en España y cuenta con numerosas ventajas competitivas que, a poco que innove y ajuste su estructura de costes, le permitirán generar beneficios. Ésta es una de las muchas ventajas que tiene la competencia: las empresas se ven incentivadas a mejorar su eficiencia para mantener o ganar cuota de mercado, lo cual resulta casi inexistente bajo el monopolio público. Prueba de ello es que Telefónica e Iberia, por ejemplo, empresas estatales en su día, también pasaron dificultades tras la liberalización de las telecomunicaciones y el sector aéreo, pero hoy son compañías sólidas y rentables. La clave, por tanto, es adaptarse.

El supuesto «dumping» como excusa para intervenir el mercado ferroviario

Asimismo, el dumping que blande el ministro no es más que una excusa para escurrir el bulto y eludir toda responsabilidad, ya que, por mucho que Ouigo pretenda tirar precios, su expansión está limitada a nivel regulatorio y, por tanto, Renfe seguirá operando. No hay posibilidad de que abandone el sector, de modo que la estrategia de “precios predatorios” (por debajo de coste) para acabar con la competencia no tiene sentido.

En lo que sí tiene razón Puente es en criticar las trabas que impone el Gobierno francés a Renfe para entrar en el mercado del país vecino, a imagen y semejanza de lo que ha hecho Ouigo en España. La reciprocidad es exigible, necesaria y, en todo caso, positiva para todas las partes implicadas. El sector ferroviario europeo necesita mucha más competencia, no menos. España ha sido y es un buen ejemplo de las ventajas que supone la liberalización. Y si ésta es la vía, que lo es, lo que hay que hacer es extenderla, no eliminarla. La competencia es la solución, no el problema.

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