«Si tienen algún arma política, esa es sin duda la inmoralidad de sus votantes»
Con el crecimiento de Euskal Herria Bildu, ha vuelto el debate sobre la prohibición de los homenajes y manifestaciones en favor de terroristas de ETA. Un acontecimiento relativamente común en el País Vasco, y que algunos partidos y organizaciones de derechas son partidarios de censurar y prohibir.
Una de sus premisas fundamentales es cierta, Bildu es ETA, un partido político cuyo origen es la izquierda abertzale, cuyos varios de sus miembros han tenido contacto con ETA, e incluso muchos de ellos han pertenecido a ETA (habiendo sido condenados por asesinato), un partido que jamás ha condenado los asesinatos de ETA, y cuyo primer objetivo es liberar a los presos de ETA, no sé cómo querrán llamarlo ustedes, pero no hay más ciego que quién no quiere ver.
Bildu es ETA sin balas, y sus armas principales son la inmoralidad de sus votantes y, por supuesto, el PSOE. Pero aun con todo ello, no considero que legitime prohibir los actos donde reivindican a asesinos o piden la excarcelación de los presos.
Sin duda, me parece un acto vomitivo, un alarde de inmoralidad e indecencia. Ahora bien, que algo me parezca mal no justifica que tenga que prohibirlo, porque si aceptamos eso, tarde o temprano se puede volver contra uno mismo.
El hecho de prohibir expresiones o actos que nos parezcan indecentes abre la puerta a que cualquier gobernante pueda comenzar a prohibir acciones de manera totalmente arbitraria, hoy puede ser una cosa que no me guste, pero otro día la censura será contra mí.
Los homenajes
Dicho esto, considero tremendamente más efectivo el rechazo social y el juicio público, una sociedad sana debería condenar a las personas que homenajean a terroristas de ETA, deberían sufrir el escarnio de sus familiares, vecinos y compatriotas. El problema hoy por hoy en España no es que se hagan homenajes a terroristas, que a mi juicio también es un símbolo de bajeza moral, sino que enormes sectores de la población voten a un partido que está perfectamente dispuesto a pactar con terroristas, y ese partido no es otro que el PSOE.
Millones de votantes socialistas, hoy por hoy, de manera consciente y deliberada están votando que terroristas condenados les gobiernen, terroristas que han asesinado a miembros de su partido y personas de sus propias ciudades o pueblos.
Sin duda, buena parte de la sociedad española está podrida, pero la solución no es prohibir la expresión de las ideas, porque su prohibición no hace que desaparezcan, es más, puede que llegue a ser incluso perjudicial para los que creen que esa es la solución. Lo que debemos hacer es llamar a la gente por su nombre, despreciar a las personas que apoyen a asesinos, no queda otra, es un deber moral.
Debemos dejar de pensar que las leyes y el gobierno pueden solucionar todos los problemas, tenemos que dar respuesta desde la sociedad civil, en todos los ámbitos, la universidad, el mercado y los medios de comunicación. Hoy por hoy apoyar abiertamente a asesinos sale muy barato, hagamos que salga más caro.
