Vivimos en la “generación TikTok”, donde una gran mayoría de la población consume el contenido de esta plataforma de manera compulsiva. Las redes sociales no son, per se, ni buenas ni malas, sino que se configuran como una herramienta moldeable, de utilidad enormemente variable según las manos en las que esté.
No obstante, las nuevas formas de ocio y entretenimiento que han traído consigo redes sociales como TikTok están teniendo graves consecuencias. Entre todas ellas, hay una que encuentro especialmente gravosa: es lo que uno de mis maestros, Antonio Escohotado, señalaba de manera brillante como literofobia, o miedo a la página escrita.
Es curiosa la paradoja que se da en nuestro tiempo, tenemos un miedo atroz tanto a la página en blanco como a la página escrita, miedo a empezar a escribir y miedo a leer demasiado. Aunque pueda parecer algo contradictorio, no lo es, ya que ambas tienen una causa común, y es el cambio del formato a través del cual consumimos contenido.
Los vídeos cortos son los que están triunfando, cuanto menos esfuerzo se le pida al espectador, mejor. Lo único que tiene que hacer el usuario es deslizar el dedo hacia arriba para ver un vídeo tras otro, el proceso es tan automático como atroz.
Hace poco vi algo por una de estas redes sociales que me pareció terrorífico, resulta que ahora se ha puesto de moda que mientras que una persona está hablando sobre un tema en un podcast o similar, en la otra mitad de la pantalla se pone un fragmento de una partida de un videojuego, al principio pensé que era casualidad, pero luego empecé a ver el patrón. Como la gente no es capaz escuchar con atención a quien habla durante más de un minuto ponen un videojuego debajo para que mientras lo estás viendo escuches a la vez a la persona, algo completamente enfermizo.
La paradoja de la lectura
Todo ello está provocado por la ausencia de capacidad de concentración que tiene la población hoy en día, como ya dije en un artículo anterior, no es que leamos poco, es que leemos demasiado, el hecho de que leamos demasiado en nuestro día a día en diferentes formatos ha provocado que nos dé miedo enfrentarnos a una hoja blanca llena de letras negras.
Leer requiere concentración, reflexión y, sobre todo, paciencia, todo lo contrario, a lo que requiere ver un vídeo en estas plataformas. Esta literofobia, a su vez, tiene otras consecuencias, como por ejemplo que ahora la gente no lea noticias, sino titulares, lo que convierte a la gran mayoría de la población en carne de desinformación.
Pese a la desazón que puede invadirnos ante tan desalentador panorama no cabe perder la esperanza. La literofobia tiene cura, el miedo a la página escrita se combate leyendo, la lectura es como el café, amargo y desagradable al principio, pero que acaba convirtiéndose en un hábito imprescindible en nuestro día a día. Sigan leyendo y la lectura se convertirá en su pasatiempo favorito.