Pedro Sánchez se atrevió a llegar a Paiporta con una sonrisa en los labios y desprendiendo su habitual porte chulesca, como es lógico, eso no gustó a los que allí se encontraban y así se lo hicieron saber. El rechazo era más que palpable en el ambiente, por lo que el cobarde optó por huir, le faltó lo necesario para quedarse y dar la cara. Ha pasado de los baños de masas en la lejana India a los abucheos y lanzamiento de objetos en la cercana Valencia, bienvenido a la cruda realidad, Pedro. No sorprende lo rápido que vinculó su amarga acogida en Paiporta con la ultraderecha, es el comodín que nunca falla, luego dirá que pretende acabar con los bulos, entiendo que se refiere a los bulos que no provengan de él.
A Sánchez le complacería ser recordado como Pedro El Hermoso, Pedro El Magnánimo, o alguna otra lindeza similar que sirviese para alimentar su siempre hambriento ego. Más acertado sería que pasara a la historia como Pedro El Infame, y aunque no niego que me complacería tal cosa, sé que lo mejor sería que el tiempo borrase toda huella de él. El olvido es lo que más le dolería a Sánchez, su ego sería incapaz de soportarlo, por eso es lo que merece, nada de lo que ha hecho debe trascender en el tiempo, su herencia ha de ser nula.
Entre los compañeros habituales de Pedro Sánchez está la infamia, lo acompaña en cada uno de sus actos y en cada una de sus declaraciones. Es por ello que no sorprende, aunque sí retuerce las tripas, que quiera supeditar parte de la concesión de ayudas para los afectados por la DANA a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Ya aprovechó el desastre para hacerse con el control de RTVE, pero ahora busca más, mucho más.
Es importante señalar que el Gobierno fue incapaz de sacar adelante los Presupuestos del 2024, tuvieron que prorrogar los del 2023. Ahora su mirada está puesta en los Presupuestos del 2025, su aprobación le proporcionaría al Gobierno la bocanada de aire que necesita para seguir vivo un poco más. Dados los malabares que tiene que hacer el Gobierno para conseguir el voto de sus habituales socios, si es que se les puede denominar así, no es de extrañar que ahora busque explorar otras vías. Solo Sánchez es capaz de hacer de la absoluta miseria un negocio político, solo él es capaz de ver en ella una oportunidad de seguir a flote. Le pido a la oposición que no ceda ante tan vil chantaje, hay más vías para proporcionar ayuda a quienes la necesitan, esto no es más que una estrategia desesperada, tan burda y rastrera que espanta.
Veo claro que un sentimiento de orfandad política se ha propagado entre la ciudadanía española, que se siente abandonada a su suerte. La desconexión entre el ciudadano y el político es total. El disgusto y la rabia se extienden entre la población, y no es para menos, nadie demuestra estar a la altura, nadie es merecedor de ser votado. Entre la maldad de unos y la incompetencia de otros nada queda para aquellos que lo han perdido todo. Se escucha con fuerza que esto va a ser un punto de inflexión, que va a marcar un antes y un después, habrá que ver si eso es cierto y, si lo es, hasta qué punto trascenderá. Yo todavía no veo claro lo que va a suceder, ahora mismo todo es caos y las elecciones se sienten todavía muy lejanas.