Hércules

Registrarse

|

Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

|

13 Ene 2025
13 Ene 2025
EN VIVO

Quo Vadis, periodismo?

Convirtiéndose estos medios y sus representantes en noticia ellos mismos, lo que es de primero de deontología que jamás tienen que hacer. Da igual. Como aquel perrete frente al fonógrafo escuchando un disco de pizarra, son la voz de su amo

Angélica Rubio, directora de El Plural

O lo que es lo mismo, ¿hacia qué pared quieres estamparte y por qué? ¿Por qué esa necesidad de convertir un servicio público, como era o debiera de ser el periodismo, en una serie de sectas de hooligans vociferando a favor de su equipo? ¿Cuándo una tertulia política acabó como una partida del Blood Bowl de Warhammer, y más sangrienta con relación a la verdad que si los entrenadores de cada equipo fueran unos orcos enfurecidos? ¿Dónde quedó esa frase atribuida a George Orwell y tantas veces citada, de que «Una noticia es aquello que alguien no quiere que se publique. El resto son relaciones públicas», y por qué ahora nos encontramos con periodistas que no sólo no quieren publicar noticias, sino que se dedican abiertamente a ser los corifeos babosos de políticos en el poder? ¿De qué manera es posible saber qué está ocurriendo entre las oscuras bambalinas del poder si quienes debieran de estar alerta investigado que no nos la endiñen a la primera de cambio, son parte del entramado de ese mismo poder, pero no siendo el quinto, sino como segmento inherente del gobierno de turno?

Muchas preguntas y al final todas son la misma. ¿A dónde vais, periodistas, si no sois más que voceros de quienes os pagan? Pues eso. ¡Al guano! A ser unos más dentro de un entramado de corrupción, donde nadie querrá destaparla a no ser para hacerle el favor a otros con los que luego callarán. Aunque quede el beneficio de la duda. Pues esto que vivimos de hacer oposición a la oposición desde los medios que ya se tildan abiertamente de progubernamentales, es todo un hallazgo de contrademocracia orgánica de regímenes que confunden que el ciudadano vote cada vez que se le convoque (no cuando quiere por más que aparentemente lo desee), y lo haga a unas listas bloqueadas en unas circunscripciones capciosas, con una verdadera democracia. Que al final van a tener razón quienes coreaban aquello de «le dicen democracia y no lo es», hasta que ellos mismos fueron parte del sistema y entonces todo ya dio igual su coro de voces apagadas.

Cuando ante demandas a políticos, basadas en «informaciones periodísticas» (sic), se refieren a ellas otros periodistas (lo que manda carallo), como algo desechable a lo que no hacer caso ya que son cosas sin importancia, la cosa es de palmface de las gordas, como dicen los jóvenes políglotas de ahora. ¿Para qué ponerse a investigar a ver si es verdad y el Gobierno se lo está llevando crudo? ¿Qué necesidad de averiguar si nos encontramos ante casos de corrupción en los que los primeros que deberían de salir a averiguar si eso es cierto o no, y en caso de que así fuera, ponerse a denunciarla, deberían de ser los de la misma cuerda? ¡Para nada! Mejor ser el palmero de unos posibles sinvergüenzas (mejor digamos presuntos, presuntos), y presuntamente convertirse en encubridores de delincuentes. Convirtiéndose estos medios y sus representantes en noticia ellos mismos, lo que es de primero de deontología que jamás tienen que hacer. Da igual. Como aquel perrete frente al fonógrafo escuchando un disco de pizarra, son la voz de su amo. Y el amo les dice «sit!», «plas!», y «buen chico» mientras le tiran unas chuches en forma de subvenciones para hozar con ellas en el cuenco donde reside su dignidad perdida.

En esto se ha convertido y va camino de perpetuarse todo el periodismo patrio. ¿Todo? Tal vez no. Quiero creer que no. Y que aún podamos encontrar algunos que todavía se mantienen queriendo acostarse todas las noches sin tener que atiborrarse de pastillas. Porque su mala conciencia no se lo permitiría de otro modo que no fuera drogado. Lo que más temo es aquellos que duermen a pierna suelta, pese a que lo que hagan día a día sea la defensa de quienes deberían de acabar en picota pública y en eterno ostracismo. Para eso estaba el poder compensador de la prensa. El periodismo. Porque si no es así, ¿para qué lo queremos?

Comparte la nota

Deja un comentario

Noticias relacionadas

Sánchez

Just do it: tiro de gracia a la acción popular

Seamos valientes, óigase nuestra voz, no permitamos que le den el tiro de gracia al...

Y esto de la ONU… ¿pa qué era?

De este modo, los que aún tienen esperanzas de que charranadas como lo que ha...
No hay más noticias
Scroll al inicio

Secciones

Secciones