Imagen: Donald Trump y Kamala Harris- El Confidencial
Cuando queda poco más de un mes para la celebración de una de las elecciones presidenciales más reñidas (y polarizadas) de los últimos años en Estados Unidos, resulta interesante conocer algunas claves del sistema electoral estadounidense.
Requisitos que debe cumplir el candidato a presidente
No cualquiera puede postularse como candidato a presidente de Estados Unidos. Según la Constitución, el candidato debe cumplir los siguientes requisitos: ser ciudadano de Estados Unidos por nacimiento, tener al menos 35 años y haber vivido en el país al menos 14 años.
Fecha fija de las elecciones
Las elecciones se celebran siempre cada cuatro años el primer martes después del primer lunes de noviembre. El calendario de las elecciones se definió poco después de la independencia -en 1776- , y se ha mantenido hasta la actualidad. La decisión se hizo en función de la organización y costumbres de la época. Se estableció el mes de noviembre porque no es invierno y el transporte era más fácil; y el primer martes después del primer lunes para evitar celebrar las elecciones el día 1, día de Todos los Santos.
Las elecciones primarias y los «caucus»
En algunos estados, los menos (como es el caso de Iowa o Nevada), el candidato es elegido mediante unas asambleas denominadas «caucus». Los simpatizantes de un partido se reúnen en un local o incluso en una casa privada y debaten las virtudes y defectos de cada candidato, e incluso no es extraño que algún candidato comparezca en persona para explicar su programa. La reunión termina con una votación a mano alzada: se trata, por tanto, de un ejemplo de democracia directa muy peculiar y característico de Estados Unidos.
Sin embargo, el método principal de criba entre los aspirantes es el de las elecciones primarias, que son organizadas por las autoridades estatales y locales, a diferencia de los caucus, que son asunto privado de cada partido. Las primarias son unas elecciones con papeletas y urnas, igual que las de noviembre, aunque con un cuerpo electoral bastante más reducido.
Lo que los votantes eligen en las primarias de cada estado son los delegados que acudirán por ese estado a la Convención Demócrata y a la Convención Republicana, que es donde serán proclamados los candidatos definitivos de cada partido. Esos delegados están comprometidos a votar en esas convenciones por un candidato concreto. Por tanto, si un candidato llega a la convención con una mayoría absoluta de delegados, ya sabe que va a conseguir la nominación de su partido y que dicha convención no va a ser más que una ceremonia de exaltación de su figura.
Las reglas que rigen las primarias son distintas en el Partido Demócrata y en el Republicano. En el Partido Republicano, los delegados se atribuyen por un sistema mayoritario. Eso supone que el que gana en un Estado se queda con todos los delegados de ese Estado. Por el contrario, en el Partido Demócrata los delegados se atribuyen por un sistema proporcional. El que gana consigue una mayoría de delegados, pero el que pierde, si supera el 15% de los votos, también suma algunos delegados, con lo cual es más difícil que uno de los aspirantes se destaque significativamente del otro. Por eso, únicamente si un candidato gana en muchos estados y con unos márgenes muy elevados puede asegurarse su nominación en la Convención Demócrata.
Son elecciones indirectas
El Presidente no es elegido por el conjunto de los estadounidenses, sino que su elección se hace estado por estado. Cada estado tiene derecho a un número de compromisarios en el llamado Colegio Electoral. Ese número es la suma de los senadores y los miembros de la Cámara de Representantes que corresponden a cada estado. El número de senadores es el mismo para todos los estados, y el de representantes es proporcional a la población de cada uno: el estado con mayor número de representantes es California, con 55, mientras que los estados menos poblados (es el caso de Vermont o Delaware) sólo tienen tres.
El recuento no se hace a nivel nacional, sino en cada estado. Y el sistema que rige que es el mayoritario: el candidato que gana en un estado se lleva a todos los compromisarios que corresponden a ese estado en el Colegio Electoral. Como el número total de integrantes del Colegio Electoral es 538, el candidato que consigue al menos 270 (mayoría absoluta) es el que logra la Presidencia. Por lo tanto, la estrategia de los partidos se centra en obtener el voto de esos estados con mayor número de compromisarios. Las únicas excepciones a este sistema mayoritario son Nebraska y Maine, que distribuyen el voto electoral de forma proporcional entre cada candidato de acuerdo al porcentaje de votos populares obtenido.
Este sistema puede dar lugar a una curiosa paradoja: que el que logre la mayoría de los votos en el Colegio Electoral haya conseguido, sin embargo, menos papeletas en el conjunto de Estados Unidos. Es lo que ocurrió en el año 2000, cuando el candidato demócrata, Al Gore, obtuvo medio millón de votos más que George Bush en todo Estados Unidos. Sin embargo, Bush sumó más votos en el Colegio Electoral (274 contra 252) después de ser proclamado ganador en Florida, que cuenta con 27 compromisarios.
Así, tanto las elecciones primarias como las elecciones presidenciales son elecciones indirectas. Aunque se está eligiendo a un candidato concreto, no se hace directamente, sino a través de intermediarios: los delegados de la Convención y los compromisarios del Colegio Electoral.
Inscripción obligatoria en el censo electoral
En EEUU, a diferencia de otros países como España, la inscripción en el censo no es automática una vez que se adquiere la mayoría de edad y, por tanto, el derecho a voto. En Estados Unidos, quien quiera votar tiene que inscribirse en el censo electoral como votante, pues de lo contrario no aparecerá en el mismo. Esa persona puede registrarse como demócrata, republicana o independiente. Eso no significa que esté siempre obligada a votar por ese partido, sino que es precisamente lo que le permitirá tomar parte en las elecciones primarias.
Financiación privada de la campaña electoral
En Estados Unidos, cada candidato a una elección se financia su campaña a través de donaciones con las que pagan los anuncios en los medios, la organización de actos o el personal empleado, tanto en el proceso de elecciones primarias como en el de las elecciones presidenciales. Este sistema hace que los candidatos estén constantemente reclamando fondos a sus seguidores, ya que sin su ayuda difícilmente podrían sostener durante meses unos gastos tan elevados.
El papel del vicepresidente
El vicepresidente es la figura que sustituye al Presidente en caso de ser necesario por causa de muerte, dimisión o incapacidad temporal. El vicepresidente también es elegido por el Colegio Electoral y cada candidato a la Casa Blanca nombra durante la campaña a quien sería su vicepresidente en caso de ganar.