Agencia EFE
El 11 de marzo de 2004 marcó la historia de España. Ese día, a las 7:37 de la mañana, tres bombas explotaron en un tren dentro de la estación de Atocha – la principal de la ciudad de Madrid- y provocaron la muerte de 34 personas. Un minuto después, otras dos bombas detonaron en la estación de El Pozo, donde murieron 65 personas, y la otra en la estación de Santa Eugenia, que dejó 14 muertos.
Por último, a las 7:39 se registró una explosión por otras cuatro bombas en las proximidades de la calle de Téllez, a 500 metros de la estación de Atocha, que terminó con la vida de 63 civiles. Otras 16 personas murieron en diferentes hospitales por las heridas sufridas.
Miles de madrileños actuaron por su cuenta para ayudar a los supervivientes que salían entre los amasijos de hierro en lo que quedaron convertidos los vagones de los trenes atacados. Por otro lado, las imágenes de decenas de fallecidos en las vías conmocionaron a una sociedad que jamás había visto algo similar.
La reacción del gobierno de entonces fue clara: a tan solo tres días para unas elecciones generales clave en las que Mariano Rajoy culpabilizó a la organización terrorista independentista vasca ETA de lo sucedido, quienes llevaban dos décadas atentando en España.
Aunque después de varias horas del ataque las investigaciones parecían apuntar a un potencial atentado de una célula yihadista, así reaccionó el entonces presidente de gobierno, Aznar:
Reacción del Presidente de gobierno, Aznar
Es que alguien piensa que un gobierno, con dos dedos de frente, en España, después de 30 años de terrorismo, ante un atentado como el de ayer, no tiene que pensar, lógicamente, razonablemente, que puede ser esa banda su autora (refiriéndose a la banda terrorista ETA). Como le ha ocurrido, como es natural, a la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles y también a muchos responsables institucionales.

Lo cierto es que los portavoces políticos de la izquierda abertzale, rama política de las ideas que defendían los militantes de ETA, negaron categóricamente la responsabilidad de esta organización en estos ataques. Esto era algo nada habitual, ya que ETA siempre reivindicaba sus atentados y cuando hacía ataques masivos siempre llamaba unos minutos antes a las autoridades para avisar, algo que no sucedió ese 11 de marzo.
A pesar de ello, la obstinación del Gobierno por demostrar la implicación de ETA en lo ocurrido fue amplia. Desde varios sectores de la izquierda española y la sociedad en general, se interpretó que era un intento de José María Aznar de desviar la atención de los verdaderos responsables a pesar de las evidencias.
Polémica por la autoría del ataque a tres días de las elecciones
A inicios del 2003, José María Aznar decidió involucrar a España en la invasión de Irak, liderada por Estados Unidos. Aunque más del 90% de los españoles se oponían a la guerra, su Gobierno envió a más de 1.000 soldados apelando a razones de seguridad y amenazas globales.
Durante los meses previos al atentado hubo manifestaciones masivas por el “no a la guerra” que golpearon con dureza a la Administración de Aznar y un atentado ligado a una célula yihadista podrían ser peligroso para los intereses del Partido Popular de José María Aznar y Matiano Rajoy.

Las encuestas le daban una victoria cómoda durante los días previos al atentado gracias al buen desempeño de la economía española en ese momento, sin embargo, los ataques podrían hacer que la izquierda despertara y culpabilizara a Aznar por su involucramiento en la guerra de Irak.
Por ese motivo, la versión oficial fue tan contradictoria e incluso el mismo José María Aznar telefoneó a los directores de los principales medios de comunicación del país para que creyeran su versión.
Pruebas cada vez más evidentes señalaban al yihadismo
Sin embargo, las pruebas eran cada vez más evidentes en torno a la tesis que apuntaba al yihadismo ligado a Al Qaeda como responsables. Durante los días siguientes aparecieron vídeos y textos que apuntaban a ello. El mismo 14 de marzo, día de los comicios, el gobierno reconoció por primera vez la posibilidad de que se tratara de un atentado yihadista.
En el juicio del 11M, que se celebró en 2007, no se estableció una conexión concluyente de quién fue el autor intelectual del atentado.
Casi un año después de la guerra de Irak sucedieron los atentados, y en una parte de la opinión pública española se forjó la idea de que, al haber entrado en el conflicto, se puso al país europeo en el punto de mira de los terroristas.
“La motivación es la venganza”. Es rotunda la analista Carola García-Calvo, del Real Instituto Elcano y experta en radicalización violenta y terrorismo global. “España era muy activa en la lucha contra el terrorismo internacional”, cuenta la profesora. Destaca la Operación Dátil, la más importante que ha habido en Europa para desmantelar células del yihadismo y que, en noviembre de 2001, se saldó con el arresto de más de 20 miembros de al Qaeda en suelo español.
La decisión de atacar a España se tomó en Karachi, Pakistán, y el plan fue aprobado por el liderazgo de Al Qaeda en una reunión que se celebró en Turquía en febrero de 2002, sostienen los expertos.
Juicio realizado sin los principales responsables
Más allá de que esta situación fue determinante para la derrota de Aznar frente al PSOE el 14 de marzo, había un problema que preocupaba más a la sociedad española: los autores seguían sueltos. Frente a esto, la policía logró rastrear a un grupo de implicados en un apartamento en las afueras de Madrid. El 5 de abril de 2004, las fuerzas de operaciones especiales de la Policía Nacional realizaron un operativo para atrapar a los autores de atentado, pero estos decidieron inmolarse dentro de un apartamento, matando a un policía, quien es considerado la víctima número 193.
El 5 de abril de 2004, las fuerzas de operaciones especiales de la Policía Nacional realizaron un operativo para atrapar a los autores de atentado, pero estos decidieron inmolarse dentro de un apartamento, matando a un policía, quien es considerado la víctima número 193.
Los líderes principales del plan murieron ese día, por eso el juicio que comenzó en 2007 lo hizo sin los principales implicados en la masacre.
Sin embargo, la Justicia Española consiguió inculcar a 21 personas a más de 45 años de prisión por su implicación en los atentados. “La sentencia dejo todo clarificado”, así de contundente ha sido el juez Javier Gómez Bermúdez, el mismo que presidió el juicio de los atentados de Madrid el 11M, de los que ahora se cumplen 21 años. Su tribunal dictó una sentencia que, según él, dejó todo claro, según ha expresado en una entrevista para la agencia EFE, aunque para algunos aún quede pendiente descubrir al autor intelectual de la masacre.

Según apunta Gómez Bermúdez, el terrorismo yihadista no es jerárquico, por lo que, seguramente, no hubo una figura concreta que ordenara los atentados.
En cuanto a la sentencia, Gómez Bermúdez opine que “todo es mejorable”, que “cambiaría quizá algunos párrafos”, y que cree que “tenía que haber afinado más en los hechos probados de Leganés” (el suicidio de la célula terrorista en un piso de esa localidad madrileña). No obstante, salvo esos detalles, el juez es tajante: “Está claro todo. En ningún delito, ya sea un robo, una violación, se conoce el cien por cien de lo que ha ocurrido, ni las motivaciones que hay detrás. Es imposible. Es una falacia”, señala.
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Los atentados yihadistas cometidos el 11 marzo 2004, tres días antes de las Elecciones Generales, desataron en España un terremoto político cuyas consecuencias aún perduran. Marcaron la historia de España.
Los cuatro o cinco principios básicos, que sustentaban el espíritu de concordia desde que se inició la “transición” en los años 70, desaparecieron a partir de estos atentados. PSOE y PP utilizaron los atentados según sus intereses, con el consiguiente advenimiento de nefasto Zapatero, quién abrió la brecha del resentimiento con la ley de “Memoria Histórica”.
Pedro J Ramírez, Casimiro García Abadillo y Federico Jiménez Losantos, con mentiras y medias verdades, acusaron a policías, jueces y fiscales de conspirar para encubrir a terroristas. Con sus “teorías de la conspiración del 11 M”, ignorando y despreciando las sentencias de Audiencia Nacional (2007) y Tribunal Supremo (2008), dividieron a las victimas y causaron la crispación social y política cuyas secuelas aún están presentes.
CINCO años después, estos periodistas seguían insistiendo en la autoría de la banda criminal ETA con la promoción del libro “Titadyn” (nombre de dinamita utilizada por ETA) del que es coautor Casimiro García Abadillo.
El libro “Las Bombas del 11-M. Relato de los hechos en primera persona”. (Amazon 2014). publicado por el comisario jefe de los TEDAX, Sánchez Manzano, contiene un buena recopilación histórica de lo ocurrido. Acceso GRATUITO en biblioteca digital universitaria Dialnet.