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2 Nov 2024
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Los Jaredíes, los ultraortodoxa comunidad judía que puede convertirse en un problema para Israel

Los jaredíes o judíos ultraortodoxos son uno de los grupos más importantes en el equilibrio de fuerzas en Israel. Pese a todo, se trata de una comunidad que puede suponer un grave problema para la supervivencia del estado israelí

Sí hablamos Jaredíes muy probablemente no sepan a que nos estamos refiriendo, de hecho pese a que Israel esté de forma constante en el candelero mediático, más aun si cabe debido al conflicto con Hamás y la ulterior invasión del Líbano, es una realidad cierta que poco o nada se expone la situación política interna del país hebreo. Tal es así que desde el ejecutivo de Netanyahu se nos vende la idea de un bloque hebreo monolítico que combate contra el islamismo de Hamás y Hizbulá sin tener en cuenta las distintas corrientes, puntos de vista o discrepancias.

Efectivamente Israel no es un bloque monolítico y los apoyos a Netanyahu se resquebrajan. En todo esta situación hay que reseñar el papel de los Jaredíes o también conocidos como «judíos ultraortodoxos». Hablamos de un peculiar grupo poblacional israelí sobre el que descansa el futuro del país hebreo. Ante esta afirmación solo podemos preguntarnos si realmente son un actor tan fundamental en las políticas israelís.

¿Quiénes son los jaredíes?

Vestimentas negras, barbas tupidas, tirabuzones y sombreros negros. Estas son las señas de identidad y aspecto de los jaredíes o judíos ultraortodoxos, un término que traducido del hebreo significa «los que temen a Dios». Hablamos de un grupo etnoreligioso dentro del pueblo judío que sigue a rajatabla las premisas de la Torá bajo unas prácticas especialmente devotas y conservadoras en las que se rechaza al mundo moderno.

Para los jaredíes, la propia Torá se concibe como el código que permite y regula, el comportamiento armónico de la Creación y los creados, la regulación de sus leyes, principios y los métodos que llevarán a cada individuo a unirse a Dios para disfrutar de un placer infinito, máximo objetivo de la creación del mundo. La Torá o conocido para el cristianismo como el pentateuco es la cuerpo de estudio religioso por el que los jaredíes dan su vida.

A nivel sociológico en Israel israelíes solemos distinguir entre varios grupos sociales. Los laicos ( con poco interés por la religión, aunque no necesariamente antirreligiosos), los tradicionalistas (cuya práctica religiosa es parcial), los ortodoxos (de práctica religiosa estricta, aunque inmersos en el mundo moderno) y los ultraortodoxos o jaredíes (de práctica religiosa estricta, que rechazan ciertas formas de modernidad, fuerte voluntad de separatismo social: vestimenta específica, barrios específicos, instituciones religiosas específicas)

El papel de los jaredíes en la sociedad israelí es polémico, aunque antes de hablar de sus orientaciones políticas, es necesario entender que su interpretación fundamentalista de la religión les llevará a asumir un modo de vida devoto para con la religión. Los jaredíes desprecian la modernidad occidental, por lo que viven al separados de la sociedad y con la segregación por sexos como norma.

Los jóvenes no acuden a las escuelas públicas dedicando el grueso de su vida al Torá, mientras que las chicas sólo pueden casarse con otros jaredíes varones y destinan su tiempo al trabajo domestico y a la crianza de los hijos. Además, los jaredíes se distinguen por su atuendo. Los hombres portan camisa blanca, traje y sombrero negros, y llevan una barba larga y patillas rizadas. Por su parte, las mujeres visten con falda hasta los tobillos y manga larga y suelen llevar peluca, ya que se cortan el pelo al casarse.

Tal es así su rechazo a la modernidad que muchos de ellos tan siquiera suben a un coche o a un avión. Otros, sin embargo, usan ordenadores y navegan por Internet, aunque solo por webs que evitan contenidos inadecuados para ellos y protegidos por software de filtrado. Los que usan móvil obsoletos de la marca Nokia que solo sirven para hacer y recibir llamadas, con el servicio de mensajes SMS anulado.

Los jaredíes representan a día de hoy alrededor del 13% de la población total de Israel, destacando por tener una práctica religiosa fundamentalista y a tiempo completo. Los jaredíes suponían menos del 5% de la población israelí en 1948, pero por su alta tasa de fecundidad (teniendo en cuenta que cada mujer tiene 6,5 hijos en promedio) hace que crezcan a ritmo de un 4.5% anual, la tasa más elevada de los países desarrollados. Con esa gran población, suponen un importante grupo a nivel electoral y una de las claves para poder formar coaliciones de gobierno sólidas en Israel.

Los israelíes seculares ven con preocupación su crecimiento poblacional de este grupo, quienes asumen gran parte de las cargas de impuestos, mientras todos los ultraortodoxos reciben subsidios, no trabajan y hasta no hace mucho estaban exentos de la realización del servicio militar. A nivel histórico este grupo surge de la emancipación judía desde el siglo XVIII, y se conformó en gran medida por una pugna consciente contra las presiones de la secularización.

El judaísmo ortodoxo nació como una respuesta a las corrientes racionalistas y liberales que emergieron en Europa con la Ilustración. En concreto, rechazaba la Haskalá, una corriente filosófica judía que buscaba integrar a sus comunidades en las sociedades europeas y conectaba el judaísmo con el secularismo de los nuevos Estados nación emergentes. Por el contrario, los ortodoxos defendían los valores tradicionales judíos y su aislamiento del resto de la sociedad, ya que las comunidades judías habían vivido en barrios segregados desde la Edad Media.

El judaísmo ortodoxo tuvo una amplia difusión, alcance y aceptación por las comunidades askenazíes de Europa central y oriental. Su punto álgido llegó en 1912 con la fundación en Polonia de Agudat Israel, una asociación política de los judíos ortodoxos. Sin embargo, durante el período de entreguerras, los ortodoxos se dividieron entre los modernos, que eran más aperturistas y buscaban adecuarse a la modernidad occidental, y los ultraortodoxos, conservadores y excluyentes. La grieta se hizo más profunda con la creación del Estado de Israel en 1948. Los ortodoxos modernos abrazaron el sionismo , una ideología que promueve un Estado judío basado en la supremacía de la religión judía. Ante esta situación, los jaredíes se oponían al nuevo país.

Si bien a día de hoy los jaredíes son un grupo que representa un 13% de la población israelí, pese a todo las altas tasas de fecundidad de este grupo hacen que se estime que para el año 2050 sean entorno al 30% de la población israelí. Al ser un grupo poblacional tan numeroso podrán ser un mecanismo para forzar y condicionar las políticas del gobierno e incluso poder formar gobiernos en Israel. Por lo que la supervivencia del estado de Israel recaerá en complacer a los jaredíes.

La posición política de los jaredíes. Oposición al sionismo, polémicas relativas al servicio militar y participación política

Uno de los aspectos más importantes respecto de la inserción de los jaredíes en la sociedad israelí es su estatus y posición política. Para los judíos seculares el estatus de los jaredíes es visto como una suerte de discriminación, algo que molesta y uno de los debates más comunes en Israel. Pero este estatus de privilegio tiene un origen claro, fue en el año 1948 cuando el primer ministro israelí, David Ben Gurión en 1948 les concedió la exención del servicio militar obligatorio y el otorgamiento de subvenciones para que pudieran dedicarse única y exclusivamente a estudio de la Torá. 

David Ben Gurión, Primer Ministro Israelí en el año 1948

Junto con este estatus privilegiados la comunidad Jaredí intenta vivir ajena a la modernidad y las contingencias israelís. Pese a ello los jaredíes están agrupados políticamente entorno al partido político Yahadut Hatorah Hameuḥedet (Judíos Unidos por la Torá). Hablamos de una coalición conservadora de partidos ortodoxos askenazíes Agudat Israel (judíos jasídicos) y Déguel HaTorá (mitnagdim). Esta coalición tiene por principio rector la defensa Torá, representa y defiende los derechos de los religiosos en Israel, la difusión de los valores judíos según la Torá y el respeto del Shabat en Israel.

Manifestación Jaredíes en Israel/RTVE

La premisa para que los jaredíes tengan este estado de privilegios fue la aceptación de la existencia del estado de Israel. Una premisa, que si bien la representación política de la comunidad jaredí si que acepta esta premisa son muchos los que no aceptan la existencia del estado de Israel ni la ideología sionista. El estado de Israel utiliza de forma instrumental a esta comunidad para justificar la existencia del estado de Israel.

No obstante esta comunidad no es un bloque monolítico y hay un fuerte movimiento antisionista, todo ello porque consideran que Dios destruyó el reino de Israel para castigar a los judíos, y sólo su Mesías puede volver a crearlo. Para los jaredíes consideran que vivir en la Tierra Santa es posible, pero cualquier intento autónomo de crear un Estado es una rebelión contra Dios. Sin embargo, tras el Holocausto y la fundación del Estado moderno israelí, los diferentes movimientos ultraortodoxos han adoptado diversas posturas, aceptando, la mayoría, el Estado de Israel.

Los partidos que representan a los jaredíes han llegado a tener incluso ministros dentro del gobierno, pero opinan que el «culto» al Estado propio de los sionistas es una idolatría que la Biblia condena. Resulta paradójica la contradicción que se da, ya que el movimiento Neturei Karta, se opone al sionismo​ y pide un «desmantelamiento pacífico» pero en cambio viven de las subvenciones estatales para poder vivir de estudiar la Torá.

Fuente RTVE

Entre su participación política destacan además sus manifestaciones y salidas a la calle para protestar contra el orgullo LGTBI en Israel, llevando a cabo múltiples manifestaciones con consignas homófobas hacía lo que ellos consideran como una «abominación». Por otro lado durante la pandemia de la Covid-19 se negaron al acatamiento de las restricciones sanitarias y eran proclives a la no vacunación.

Todo ello pese a que la comunidad jaredí concentró el 40% de los casos de coronavirus. El comprometerse con la Torá pesa más que la salud pública, de hecho un rabino jaredí prominente en Israel insistió incluso en marzo de 2020 en que «cancelar el estudio de la Torá es más peligroso que el coronavirus». Finalmente, el gobierno israelí intervino para hacer cumplir sus restricciones por el coronavirus. El 22 de marzo 2020, la policía fue enviada a Me’a She’arim, un barrio jaredí en Jerusalén, para poner fin a las reuniones públicas, cerrar sinagogas y escuelas.

Los policías se encontraron con maldiciones, insultos y piedras. Algunos ultraortodoxos incluso llamaron «nazis» a los agentes israelíes. Entre los alegatos dados muchos rabinos afirmaban que las vacunas contra la Covid-19 causaban la homosexualidad.

Finalmente el último gran problema que se ha dado con los jaredíes ha sido el de su inserción en el servicio militar. Si bien, desde la fundación del estado de Israel los ultraortodoxos han estado exentos de ir al servicio militar obligatorio y combatir, la situacion actual en las que Israel se enfrenta a Hamás y a Hizbulá al borde además de un conflicto directo con Irán hace que los ultraortodoxos puedan tener que empezar a acudir a la formación militar.

El Tribunal Supremo israelí declaró en 1998 que esta medida era discriminatoria, pero se había prolongado hasta hoy. La guerra en Gaza ha reabierto el debate sobre el reclutamiento de los jaredíes. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, aseguró que es necesario reclutar en toda la sociedad, incluidos los ultraortodoxos, cuya exención terminó el pasado 1 de abril. Asimismo, el Tribunal Supremo israelí ordenó al Estado suspender la financiación de las escuelas religiosas que ignoren el alistamiento, y ha dictaminado este 25 de junio que los jaredíes deben realizar el servicio militar.

Sin embargo, los partidos ultraortodoxos ya amenazaron con retirar su apoyo al Gobierno si no se mantenía la exención. Esta resolución es celebrada por los judíos laicos quienes consideraban la exención como un privilegio inmerecido. Los jaredíes consideran que su combate es espiritual y que su guerra es una cuestión religiosa y no física, por otro lado consideran que la guerra no respeta el Shabat, el día sagrado por el que no se puede trabajar. Además de considerar que no pueden estar en el ejercito con las mujeres soldados por las normas de separación de sexos.

Los jaredíes se han levantado en manifestaciones que han sido duramente reprimidas por las fuerzas gubernamentales, a día de hoy tuene una representación política de 18 diputados, claves en el mantenimiento de Netanyahu en el poder. Es por ello que el futuro de Israel descansa en los jaredíes. Un grupo social peculiar y creciente que puede influir de manera decisiva en Israel.

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