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Desde principios del siglo XXI, la aparición de diabetes tipo 2 en jóvenes sorprendió a la comunidad médica. Fida Bacha, quien trabajaba como becaria de endocrinología pediátrica en Pittsburgh, EE.UU., recuerda que tras el año 2000 empezaron a recibir en consulta a pacientes jóvenes con sobrepeso u obesidad, presentando síntomas clásicos de lo que entonces se conocía como «diabetes de aparición en la edad adulta».
Un desafío médico en expansión
Más de veinte años después, el enigma de la proliferación de esta enfermedad en jóvenes, especialmente en comunidades marginadas como la hispana, sigue sin resolverse. La obesidad en esta población es un factor determinante, pero los investigadores también estudian otros elementos como el estrés crónico, la contaminación y dietas ricas en azúcares. Además, factores socioeconómicos y ambientales, como el acceso limitado a alimentos saludables y espacios seguros para el ejercicio, aumentan la vulnerabilidad de estos jóvenes.
Contrario a las expectativas iniciales, la progresión de la diabetes tipo 2 en jóvenes es más agresiva que en adultos, señala Barbara Linder, endocrinóloga pediátrica del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK). Investigaciones recientes muestran que complicaciones médicas graves aparecen en estos jóvenes mucho antes de lo esperado. Por ejemplo, un estudio que siguió a 500 adolescentes con sobrepeso diagnosticados con diabetes tipo 2 reveló que el 60% desarrolló al menos una complicación a los 15 años de su diagnóstico.
Factores de riesgo y resistencia a la Insulina
La diabetes tipo 2 se caracteriza por la dificultad del cuerpo para utilizar eficazmente la insulina, una hormona esencial para la regulación de la glucosa en sangre. Aunque históricamente esta enfermedad afectaba a adultos, los diagnósticos en jóvenes de entre 10 y 19 años han aumentado rápidamente en las últimas décadas. Diversos factores contribuyen a esta resistencia a la insulina en la juventud, como la obesidad, la inactividad física y la genética. La pubertad también juega un papel clave, ya que muchos casos se diagnostican tras su aparición.
La influencia del entorno y el estrés
El entorno también juega un papel importante. Investigaciones realizadas por Michael Goran del Hospital Infantil de Los Ángeles sugieren que los jóvenes hispanos expuestos a altos niveles de contaminación atmosférica son más propensos a desarrollar disfunciones en las células beta, las encargadas de producir insulina. Además, estudios recientes han identificado una relación directa entre el estrés crónico en los padres y la obesidad infantil, lo que a su vez incrementa el riesgo de diabetes.