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En la última semana, se han registrado nueve nuevos casos de fiebre del Nilo Occidental en la provincia de Sevilla, elevando el total a 17 casos confirmados desde el 1 de enero hasta el 2 de agosto de 2024. De estos, dos han resultado fatales. Los casos se distribuyen en los municipios de Dos Hermanas (3 casos), Coria del Río (4), Lebrija (1), Los Palacios y Villafranca (4), Tomares (1) y La Puebla del Río (4), según datos del Ministerio de Sanidad y la Junta de Andalucía.
Comparativa con el año pasado
Estas cifras casi igualan el total del año anterior, que registró 19 casos autóctonos (16 confirmados y tres probables) entre el 24 de julio y el 23 de octubre de 2023 en varias regiones de España, incluyendo Extremadura (14), Andalucía (2), Comunidad Valenciana (1), Castilla-La Mancha (1) y Cataluña (1). Sin embargo, en el mismo periodo del año pasado, solo se habían detectado cuatro casos.
Preocupación en la cuenca del Guadalquivir
La situación se ha vuelto crítica en los municipios afectados, todos situados en la cuenca del Guadalquivir. El culpable es un mosquito de la familia Culex, que actúa como transmisor del virus. Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana y líder del Grupo de Ecología y Evolución de Zoonosis en el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, explica que este año la alerta debería haber surgido el 4 de junio, cuando se capturaron los primeros mosquitos infectados. Esto representa un adelanto significativo, ya que normalmente la detección ocurre alrededor del 16 de julio.
Medidas de control y prevención
En Andalucía, se han colocado trampas en 26 municipios considerados de alto o moderado riesgo. Figuerola enfatiza la importancia de programas de control utilizando plaguicidas biológicos, como el Bacillus thuringiensis israelensis (BTI), que mata las larvas de mosquitos antes de que crezcan. Estas medidas buscan reducir la transmisión a humanos mediante una vigilancia temprana y el control de los mosquitos.
Impacto del calor y la asintomaticidad
El calor extremo de los últimos días ha disminuido la incidencia, ya que temperaturas muy elevadas no son favorables para los mosquitos. Según Javier Membrillo, vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), solo el 1% de los infectados desarrolla una enfermedad grave, mientras que el 80% es asintomático y el 19% restante sufre síntomas similares a un resfriado común.
Sin embargo, la fiebre del Nilo Occidental representa un desafío de salud pública que requiere una respuesta coordinada y efectiva. Con la vigilancia y control adecuados, se pueden reducir las probabilidades de transmisión a humanos y proteger a las poblaciones más vulnerables. La ciencia ciudadana, a través de aplicaciones como Mosquito Alert, también juega un papel crucial en la identificación y control de estos vectores.