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En vísperas del Día Mundial del Sueño, que se celebrará el próximo 15 de marzo, el presidente de la Federación de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), Carlos Egea, ha emitido una alerta sobre los riesgos asociados a dormir menos de seis horas y media diarias. Según Egea, esta práctica puede tener repercusiones graves a largo plazo, incluyendo afectaciones en el sistema inmunológico, un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como los hematológicos, así como hipertensión y diabetes. Además, se ha revelado que la eficacia de las vacunas puede disminuir hasta un 20% en personas que duermen menos de lo recomendado.
Durante una conferencia de prensa, el presidente de FESMES señaló que esta reducción en la efectividad de las vacunas se ha evidenciado particularmente durante la pandemia de COVID-19, pero sus implicaciones se extienden a otras vacunas y a diversos perfiles de individuos.
La importancia de dormir para la salud mental
Consciente de estas problemáticas, Egea ha abogado por desterrar el estigma de que el sueño es “tiempo perdido” y ha instado a involucrar a las autoridades sanitarias en la promoción de una mejor calidad de sueño: “el cuidado de la salud mental implica necesariamente cuidar el sueño“. También ha hecho un llamado a la creación de una área de especialización en medicina del sueño para abordar este creciente problema de salud pública.
Por su parte, Ana Teijeira, neurofisióloga clínica y coordinadora de la Sociedad de Sueño (SES), enfatizó la importancia de dormir al menos ocho horas diarias para los adultos, haciendo hincapié en que la calidad del sueño es igualmente importante que la cantidad.
Día Mundial del Sueño
Este año, el Día Mundial del Sueño se celebra bajo el lema “Equidad en el sueño para la salud global”, destacando la necesidad de garantizar que todas las poblaciones tengan acceso a un sueño de calidad, independientemente de diversos factores como la edad, raza, etnia, condiciones socioeconómicas o ubicación geográfica.
El cambio climático amenaza el descanso
Teijeira también señaló que el cambio climático puede afectar la calidad del sueño a nivel poblacional, con temperaturas superiores a 29 o 30 grados que provocan disrupciones significativas. Siguiendo esta línea, esta situación podría provocar una pérdida de 50 horas de sueño al año para finales de siglo.