Imagen: persona con alergia I Shutterstock
Con la llegada de la primavera, millones de personas en todo el mundo se enfrentan al mismo enemigo invisible: el polen. Las alergias estacionales, en especial la rinitis alérgica provocada por las partículas liberadas por árboles, gramíneas y malezas, ya afectan a uno de cada cinco habitantes del planeta, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una epidemia respiratoria silenciosa
Las cifras son contundentes: se estima que más del 20% de la población mundial sufre alergias primaverales, y el porcentaje sigue en ascenso. Solo en Europa, alrededor del 25% de la población presenta síntomas alérgicos durante esta época del año, según la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI). Esta prevalencia puede ser aún mayor en países del sur del continente, donde las condiciones climáticas favorecen una mayor polinización.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que más de 25 millones de personas padecen rinitis alérgica estacional, lo que representa cerca del 8% de la población del país.
España, entre los países más afectados de Europa
En España, la situación es especialmente sensible. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), entre el 20% y el 30% de los españoles experimentan síntomas alérgicos cada primavera. Las regiones más afectadas incluyen Madrid, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura, donde las concentraciones de polen de gramíneas suelen alcanzar niveles muy altos durante los meses de abril, mayo y junio.
Los especialistas alertan además sobre un agravamiento de los síntomas debido al efecto sinérgico entre la contaminación urbana y los pólenes, que aumenta la inflamación de las vías respiratorias. “Las partículas contaminantes actúan como vehículos para los alérgenos, multiplicando su efecto”, explica la doctora Carmen Vidal, alergóloga del Hospital Clínico San Carlos.
El cambio climático alarga la temporada
El calentamiento global también juega un papel clave. Según un informe de la American College of Allergy, Asthma & Immunology, la temporada de polinización se ha alargado una media de 20 días en las últimas décadas en el hemisferio norte, debido a inviernos más cortos y temperaturas más elevadas. Esto significa más tiempo de exposición para los pacientes y un mayor uso de medicamentos antihistamínicos y corticoides.
“El cambio climático no solo alarga la primavera, sino que hace que las plantas produzcan más polen y de mayor agresividad”, afirma el doctor Joaquín Sastre, presidente de la SEAIC.