Cada vez más niñas en edad de primaria muestran interés en productos de maquillaje y cuidado de la piel, influenciadas por contenido que ven en TikTok. Poseen una colección extensa de cosméticos y conocen los usos específicos de cada uno, algo que han aprendido principalmente a través de esta red social, donde influencers y celebridades muestran sus rutinas de belleza. Los padres están preocupados por el uso productos que no son necesarios para su edad, sus hijas han desarrollado este interés por las tendencias de moda y belleza en línea, no por imitación directa de su entorno familiar.
El creciente interés de niñas en edad primaria por el maquillaje y el cuidado de la piel está generando diferentes reacciones entre los padres. Algunos padres no ven problema en la afición de su hijas , porque quizá no se es consciente del término «cosmeticorexia» (adicción a los cosméticos) entre menores. Para estos la sociedad ha cambiado, y creen tener bajo control el uso de maquillaje de sus hijas, permitiéndolo solo en ocasiones específicas como los fines de semana. Niñas que, junto a sus amigas, disfrutan maquillándose para luego retirarlo, pero no llevan cosméticos al colegio.
Por otro lado madres como Ana están más preocupadas. Su hija tiene una rutina de cuidado de la piel que incluye tónicos y mascarillas semanales, lo cual Ana considera innecesario para su edad. Le preocupa que la influencia del marketing esté afectando la seguridad y desarrollo de su hija, quien aún está en una etapa temprana de maduración física y emocional.
La influencia de las redes sociales está generando un ciclo de inseguridad y presión social en niñas desde edades tempranas. Estas plataformas proyectan una imagen idealizada de belleza, que lleva a las menores a obsesionarse con rutinas de skincare y a seguir las últimas tendencias de moda. Según algunas madres, muchas niñas sienten la necesidad de cumplir con estos estándares para no sentirse excluidas. Este fenómeno, impulsado por la publicidad y el contenido de influencers, fomenta la falta de autoestima y genera comparaciones constantes con otros, lo que agrava la sensación de no estar a la altura de los cánones impuestos.
La psicología infantil señala que la creciente obsesión de las niñas por las rutinas de belleza está directamente relacionada con la falta de autoestima y las comparaciones constantes con otras personas. Según algunos pediatras estos problemas pueden evolucionar hacia consecuencias más graves, como ansiedad y depresión.
Elena Notario, psicóloga infanto-juvenil de la Sociedad Española de Medicina en la Adolescencia (SEMA), agrega que la pandemia ha acelerado la desaparición de la transición entre la infancia y la adolescencia. Durante el confinamiento, muchas niñas perdieron oportunidades para socializar y, en su lugar, pasaron más tiempo en redes sociales. Esto, junto con el uso prolongado de internet, aumentó la inseguridad y dificultó su capacidad para afrontar la «vida real». Notario sugiere que este cambio, sumado a la influencia constante de anuncios y creadores de contenido promoviendo productos, ha intensificado la presión sobre estas niñas para alcanzar estándares de belleza inalcanzables.
