Los hospitales privados presentan ciertos elementos que, según evidencias, incrementan el riesgo de negligencias. Entre estos, destaca el menor tamaño de los centros en comparación con la sanidad pública. Además, muchos ginecólogos que trabajan en la privada lo hacen de manera independiente, subcontratando espacios y personal, lo que reduce la capacidad de respuesta ante complicaciones.
Otro factor importante es la menor integración y coordinación con servicios de alta resolución, algo que puede ser decisivo en situaciones críticas. Además, las tarifas que las aseguradoras pagan a los profesionales, a menudo menos de 300 euros brutos por parto, también son un elemento que influye negativamente en la calidad de la atención.
La experiencia de los expertos: riesgos de centros pequeños y falta de coordinación
Según Óscar Martínez, presidente del Grupo Español de Seguridad Obstétrica (GESO), la evidencia muestra que «a menor número de partos atendidos, peores resultados de salud para la madre y el bebé«. Martínez subraya que los hospitales más pequeños, sin importar si son públicos o privados, tienden a tener menos recursos y personal menos experimentado, lo que aumenta los riesgos en caso de complicaciones. Mientras que solo el 20% de los hospitales públicos atienden menos de un parto al día, en la sanidad privada esa cifra supera el 40%.
Por otro lado, también destaca la falta de coordinación en la sanidad privada, donde es frecuente que la matrona esté sola y dependa de un médico que puede no estar disponible o de protocolos que no siempre están bien definidos. Esta falta de recursos y planificación es más común en el sector privado, lo que agrava los riesgos en momentos críticos.
Sueldos bajos y otras condiciones laborales
Mariano Gonzalo, ginecólogo en Castellón y miembro fundador de Unipromel, una asociación que lucha por mejorar las condiciones de los médicos en la sanidad privada, denuncia las bajas tarifas pagadas por las aseguradoras. «Hay servicios que se pagan igual que hace 25 años, entre 280 y 500 euros brutos por parto dependiendo de la provincia«. Después de descontar impuestos y gastos de consulta, las ganancias netas son «ridículas», lo que desincentiva a muchos médicos a seguir atendiendo partos. Gonzalo advierte que las condiciones económicas llevan a trabajar con menos medios, pero la responsabilidad sigue siendo la misma.
Sanidad pública versus privada: ¿dónde está la seguridad?
El abogado Rafael Martín Bueno, con casi 30 años de experiencia en casos de negligencia médica, destaca que, aunque tiene seguro médico privado para su familia, eligió la sanidad pública para el nacimiento de sus tres hijos. «En la privada, todo depende de la disponibilidad de tu ginecólogo, pero en la pública hay un equipo completo que trabaja las 24 horas del día«, afirma. Aunque el trato en la privada puede ser más personalizado, lo que da seguridad en la pública es precisamente esa organización estructurada, donde los profesionales están preparados para enfrentar cualquier complicación.