Las inversiones en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria han contribuido a salvar un total de 65 millones de vidas y a reducir la tasa de mortalidad combinada de las tres enfermedades en un 61% desde 2002, según un nuevo informe del Fondo Mundial de lucha contra estas enfermedades.
En cambio, los casos de ictus cerebrales y el número de muertes han aumentado un 44% porque, cada año, 12 millones de personas los sufren y mueren 7 millones en todo el mundo. Y son precisamente dos problemas medioambientales los que están disparando los accidentes cerebrovasculares: las olas de calor y el aumento en los niveles de contaminación del aire, según denuncia un nuevo informe internacional que publica la revista científica The Lancet.
“No son meras cifras”, ha afirmado el director ejecutivo del Fondo Mundial Peter Sand. “Cada una de las 65 millones de vidas salvadas y cada infección evitada tienen un efecto multiplicador en las familias, las comunidades y países enteros”, ha dicho.
Mejoras en la detección y el tratamiento de las enfermedades
En el año 2023, la reducción en los precios de los medicamentos y productos esenciales para luchar contra el sida, tuberculosis y malaria permitió dar mayor cobertura a las personas afectadas. Ese fue el caso de tres medicamentos básicos: el TLD para el VIH (un tratamiento de primera línea que cuyo precio descendió un 25%), del 3HP (un tratamiento preventivo de la tuberculosis cuyo preció bajó un 30%) o de los nuevos mosquiteros con insecticidas más efectivos contra la malaria.
Además, según el nuevo informe de este Fondo Mundial, el uso de inteligencia artificial y equipos más innovadores han mejorado la detección y el tratamiento de enfermedades como la tuberculosis y la malaria, aumentando su eficacia y cobertura. Sin embargo, la tuberculosis farmacorresistente, una de las principales causas de mortalidad relacionada con la resistencia a los antibióticos, es una amenaza creciente.
Aumentan los ictus
Mientras tanto, la contaminación del aire, las altas temperaturas y los factores de riesgo metabólicos están impulsando el aumento global de accidentes cerebrovasculares. En concreto, entre 1990 y 2021, el número de personas que sufrieron un accidente de este tipo se disparó un 70% más y las que murieron subieron un 44%.
En particular, la contribución de las altas temperaturas a la mala salud y la muerte prematura debido a accidentes cerebrovasculares ha aumentado un 72% desde 1990, una tendencia que probablemente aumentará en el futuro, lo que subraya el impacto de los factores ambientales en la creciente carga de accidentes cerebrovasculares.
A nivel mundial, el número de personas que sufrieron un nuevo ictus aumentó a 11,9 millones en 2021 (un 70% más desde 1990), y las muertes relacionadas con ictus aumentaron a 7,3 millones (un 44% más). Esta incidencia convierte ya al ictus en la tercera causa de muerte en todo el mundo, después de la cardiopatía isquémica y la COVID-19).