La acusación particular en la causa contra el actor de cine porno Nacho Vidal por un supuesto delito de homicidio imprudente cometido durante el transcurso del extraño ‘ritual del sapo bufo’ pide siete años de cárcel.
La acusación particular que ejerce un hermano de José Luis Abad, el fotógrafo que falleció en el ritual, pide en concreto cuatro años de prisión por un delito de homicidio imprudente y otros tres años de cárcel por otro contra la salud pública, según ha adelantado Las Provincias.
La Audiencia de Valencia revocó en marzo el archivo provisional de la causa seguida contra Ignacio Jordà, el nombre artístico de Nacho Vidal, y otros dos investigados por la muerte del fotógrafo el 28 de julio del 2019 en la localidad valenciana de Enguera.
De hecho, una de esas dos investigadas, Verónica J.M., prima de Vidal, se enfrenta también a una pena de siete años de prisión por los mismos delitos “al tener participación directa en los hechos y penalmente imputable”, según el escrito de la acusación.
El tercer implicado, Miguel Ángel C. A., un amigo del actor que se encargaba del mantenimiento de la casa, “prestó su colaboración al resto de acusados para ocultar, tapar y eliminar todo vestigio que pudiera incriminarlos”, según el abogado Javier Vilarrubí, que ejerce una de las dos acusaciones particulares en representación de uno de los hermanos de la víctima. Este encausado se enfrenta a una pena de tres años de cárcel por un delito de encubrimiento. Asimismo, se reclama a los tres acusados 150.000 euros como indemnización por el daño psíquico y personal causado.
La acusación considera que Vidal siguió con el ritual pese a la inconsciencia de Abad
El escrito de la acusación considera que de la instrucción se desprende que el 28 de julio de 2019 el fotógrafo llegó a una vivienda propiedad del actor en Enguera, donde estaban también la prima y un amigo de este, para pasar el día y practicar un ritual, que iba a dirigir Vidal por su experiencia en este tipo de actos.
Expone que el actor sacó una pipa de cristal de su propiedad y una sustancia ilícita y de gran toxicidad, conocida como veneno del sapo bufo, y comenzó con la pócima “sin tener control alguno sobre la dosis al no estar la pipeta calibrada ni utilizar instrumento de pesaje alguno”.
Mientras se llevaba a cabo el ritual, en el que participaron los tres acusados, el fotógrafo comenzó a tambalearse y se desplomó de forma brusca al suelo, según se puede ver en una grabación, que refleja que apenas pasaron 24 segundos de la ingesta de la sustancia hasta que empezaron las convulsiones.
La acusación afirma que Vidal continuó el ceremonial, pese a que el protagonista seguía inconsciente, con temblor corporal y dificultad respiratoria, y sostiene que no llamaron a los servicios sanitarios hasta transcurridos veinte minutos de ritual, a pesar de que «iba empeorando segundo a segundo».
«El acusado dio prioridad al ritual a solicitar llamar de forma urgente a la asistencia sanitaria, demorándola durante 22 minutos, cuando ya la situación de nuestro mandante era absolutamente irreversible y se encontraba fallecido», indica el abogado de la acusación.
Añade que, tras el fallecimiento, todos los acusados alteraron la escena para ocultar lo ocurrido, y afirma que el ritual resultó ser «irracional, temerario y muy peligroso».